el primer suicidio es único

Zanahoria rallada

El primer suicidio es único
Siempre te preguntan si fue un accidente
o un firme propósito de morir.
Te pasan un tubo por la nariz,
con fuerza,
para que duela
y aprendas a no perturbar al prójimo.
Cuando comienzas a explicar que
la-muerte-en-realidad-te parecía-la-única-salida
o que lo haces
para-joder-a-tu-marido-y-a-tu-familia,
ya te han dado la espalda
y están mirando el tubo transparente
por el que desfila tu última cena.
Apuestan si son fideos o arroz chino.
El médico de guardia se muestra intransigente:
es zanahoria rallada.
Asco, dice la enfermera bembona.
Me despacharon furiosos,
porque ninguno ganó la apuesta.
El suero bajó aprisa
y en diez minutos,
ya estaba de vuelta a casa.
No hubo espacio donde llorar,
ni tiempo para sentir frío y temor.
La gente no se ocupa de la muerte por exceso de amor.
Cosas de niños,
dicen,
como si los niños se suicidaran a diario.
Busqué a Hammett en la página precisa:
nunca diré una palabra sobre tu vida
en ningún libro,
si puedo evitarlo.

XII

A Luis Camilo

Me levanto
no me levanto
me detestan
me ligo
atropello a un motociclista con alevosía y premeditación
me entrego al complejo de edipo
deambulo
estudio con sumo cuidado las diferencias entre dirritmia-
psicosis-esquizofrenia-neurosis-depresión-síndrome-pánico-
y me arrecho
quedo sola en la casa cuando todos duermen
compro una revista que cuesta seis dólares
le roban la cartera a mi mejor amiga
me agarran
amo a mi amigo
lo empujo
lo asesino
recuerdo el paraguas de Amsterdam
y la lluvia
Y el gesto airado
me dedico a la bebida para evitar el infarto
mastico la comida cincuenta veces
y me aburro
y me aburro
adelgazo
engordo
adelgazo
me transo
no me transo
me quedo quieta y lloro
alguien me toma en sus brazos
y me dice quieta quieta estoy aquí
dejo de llorar
escucho el viento que sopla cerca del mar solamente cerca del mar
acepto que existan cucarachas voladoras
descubro que todas mis amigas tratadas por psicoanalistas se han vuelto totalmente tristes totalmente bobas
me leen el oráculo chino y me predicen larga vida
Vida de mierda digo
subo al carro
bajo del carro
comprendo de un solo viaje cuánto petróleo hay en un barril
me dicen apaga la luz
la apago
me preguntan ¿ya?
me hago la loca
me acojo a la pacificación
me joden
duermo apoyada en la barra
oigo la voz del español de siempre que se caga en diez
alguien llora otra vez a mi lado
me pegan
me pegan duro
hay luna llena
corro por la carretera que bordea la montaña,
saco la cuenta,
no me sale,
me duele el pecho,
se hace de día,
el rojo gana
rien ne va plus.

LOS PAREDONES DE PRIMAVERA

No enseñaré a mi hijo a trabajar la tierra
ni a oler la espiga
ni a cantar himnos.
Sabrá que no hay arroyos cristalinos
ni agua clara que beber.
Su mundo será de aguaceros infernales
y planicies oscuras.

De gritos y gemidos.
de sequedad en los ojos y la garganta.
de martirizados cuerpos que ya no podrán verlo ni oírlo.
Sabrá que no es bueno oír las voces de quienes exaltan el color del cielo.

Lo llevaré a Hiroshima. A Seveso. A Dachau.
Su piel caerá pedazo a pedazo frente al horror
y escuchará con pena el pájaro que canta,

………………………..la risa de los soldados
………………………..los escuadrones de la muerte
………………………..los paredones en primavera.

Tendrá la memoria que no tuvimos
………………………..y creerá en la violencia
………………………..de los que no creen en nada.

Poca cosa en verdad

No es muy largo lo que debo decirte:
                                                    tiemblo cuando hablo de ello.

                                                    Poca cosa,
                                                                                        en verdad.

Miyó Vestrini

caramelos de limón amargo

De aquí, esto:
El Ángel y los Volcánicos
Con Polvo de Angel, álbum doble editado por Nuevos Medios, producido por Muerte y con el respaldo de La Tripulación, El Angel se reafirma a sí mismo.
Con él, risueña, Ana Curra, teclista por excelencia de la añorada movida madrileña, musa amable de multitud de artistas inquietos, presencia humilde pero mítica de tanta y tanta música. El Angel escribe poesía -Ana Curra aporta el prólogo- y la publica: Los planos de la demolición (El Canto de la Tripulación, colección El Cuervo).
Pero El Angel sigue componiendo después de este trabajo grabado y mezclado en Sevilla, y evalúa el pasado y el presente. Diríase que el futuro quiere escribirlo.
«Comencé con Los Escaparates hace muchos años, pero por las vueltas que da la vida nunca llegué a grabar nada. La idea ha sido hacer un doble que fuera resumen de mi carrera en el aspecto musical y que me liberase para seguir trabajando»- afirma. «En los últimos diez años me he dedicado a superar mis vivencias, como todo el tema de mi adicción a las drogas que, aunque no me ha limitado, me lo ha hecho todo mucho más difícil. Ahora vuelvo a estar bien y siento que vuelvo a empezar».
Tiende a remontar dificultades. Recomponer la banda es uno de sus objetivos inmediatos, ya que las diversas procedencias de sus integrantes dificultan el emprender con continuidad nuevos proyectos.
«Musicalmente, creo que es un disco muy clásico pero también muy espontáneo»- observa Ana Curra. Su colaboración en teclados, voces y arreglos es perceptible, pese a lo expuesto por cierto sector de la crítica. Los dos están satisfechos de los frutos de su colaboración. «Desde que nos conocimos en Sevilla, apreciamos nuestras conexiones musicales. Nos entendemos con una mirada»- indica Ana Curra. Ello contrasta con los ámbitos sombríos recreados en el álbum, duros temas urbanos, soledades y amores extremos, personajes malditos de cuero, noches rojas, adioses y puñales.
«Es que yo no creo que en el pop las cosas sean de colores. Digamos que todas mis raíces son un tanto sombrías. Es también lo que me ha fascinado en algunos artistas pop, como Lou Reed, imágenes y sentimientos personales y muy fuertes. Tal vez yo no descubra nada nuevo, pero es que tampoco creo que la música sea simplemente diversión. Lo que he intentado siempre es ser supersincero. Creo que hay que ser duro cuando hay que serlo. Y supertierno»- afirma El Angel. Su estado de ánimo le pide tranquilidad aunque su simbología remita a su mundo poético. El Angel, guitarra y líder de una banda pop, El Angel poeta. ¿Se producen tensiones entre ambos?
«Para nada. El poeta y el músico son muy amigos. La relación es muy coherente, escribo a mi bola, no tengo condicionantes. Lo que une ambas cosas es que escribo sobre experiencias muy vividas. Pero los tiempos de los agobios ya han pasado», cuenta El Angel.
Al profundizar sobre este trabajo conjunto, puntualiza: «Creo que pertenecemos a una generación que si se caracterizó por algo, fue por jugársela y ahora no encontramos mucha gente como nosotros. También hemos pagado un precio por ello. De quince años para acá, hay mucha gente que falta, y los que hemos quedado estamos... ¿cómo lo diría?».
«Tocaítos», replica Ana Curra, con otra sonrisa.
Apoyo: Renacimiento caliente
La mitología de la noche y de la ciudad, en sus facetas más oscuras, sin embargo, persisten en sus escritos. Temas como La ley de la calle o Sucia canción de amor le retratan con una precisión no libre de distintos ecos amargos.
«Hay que apechugar con el pasado que llevas. Creo que en Madrid se está produciendo una especie de resurgimiento. La calle se está calentando mucho, otra vez, después de dos años vacíos. Estas historias de la gente acaban reflejándose en la música. Yonquis, bandas de punkis, que hace mucho tiempo no se veían, gente más joven...».

Dicen que hay mujeres guerreras bajo el barro
y que puedes encontrarlas entre las cenizas, cuando menos te lo esperas
en los despachos, burdeles y palacios, las princesitas lamen despacio
sus pequeños caramelos de limón amargo y sonríen, es su trabajo.
 
Las más audaces ruedan por espeluznantes callejuelas,
incendiando el helado crepúsculo.
 
Las más audaces ruedan por
espeluznantes callejuelas
 
¿Sabes?, creo que podría deafiar al cielo esta noche
y podría sentarme plácidamente a contemplar
como termina el espectáculo soñado
con una cerveza fría en la mano
con una sonrisa en los labios
 
En el vertedero de mi alma anidan los halcones en invierno,
ven a verlos caer en picado
 
En el vertedero de mi alma anidan los halcones en invierno, ¡Ven a verlos!
 
Dicen que hay mujeres guerreras bajo el barro
y caballos árabes agonizando en la tormenta
 
¿Podríamos olvidar el infierno por un momento y ser lo que somos, sin perdernos?
¡Sin perdernos!
Uno tras otro los charlatanes se agachan abriendo sus culos enfermos, pálidos y cadavéricos.
Mañana nadie se acordará de ellos
Mañana nadie se acordará de nada
y nadie vendrá a recoger a los invitados más pequeños
mis amigos me habréis perdonado y os largaréis tras la última canción canalla
con una silenciosa mirada, con un gesto cómplice, con una caricia, me despediré
La música seguirá sonando
 
Algunos me daréis un beso.

rust, my dear friend, rust

STILL LIFE WITH A BALLOON

Returning memories?
No, at the time of death
I’d like to see lost objects
return instead

Avalanches of gloves,
coats, suitcases, umbrellas -
come, and I’ll say at last:
What good’s all this?

Safety pins, two odd combs,
a paper rose, a knife,
some string-come, and I’ll say
at last: I haven’t missed you.

Please turn up, key, come out,
wherever you’ve been hiding,
in time for me to say:
You’ve gotten rusty, my friend!

Downpours of affidavits,
permits and questionnaires,
rain down and I will say:
I see the sun behind you.

My watch, dropped in a river,
bob up and let me seize you-
then, face to face, I’ll say:
Your so-called time is up. 

And lastly, toy balloon
once kidnapped by the wind-
come home, and I will say:
There are no children here.

Fly out the open window
and into the wide world;
let someone else shout “Look!”
and I will cry.

Wistawa Szymborska, translated by Stanislaw Baranczak and Clare Cavanagh.

Still Life with Toy Balloon


Instead of the return of memories
at the hour of death
I order up the return
of lost objects.

Through the windows, the doors - umbrellas,
a suitcase, gloves, a coat,
so I can say:
What use is all that to me?

Safety pins, this comb or that,
a paper rose, a string, a knife,
so I can say:
I have no regrets about anything.

Wherever you may be, key,
try to arrive on time,
so I can say:
It’s all rust, my dear friend, rust.

A cloud of certificates will descend,
of passes and questionnaires,
so I can say:
The sun is setting.

O watch, swim out of the river,
let me take you in my hand,
so I can say:
Don’t still pretend to indicate the hour.

The toy balloon torn loose by the wind
will also reappear,
so I can say:
There are no children here.

Fly off through the open window,
fly off into the wide world,
let someone cry out: Oh!
so I can weep.

Translated from the Polish by Magnus Y. Krynski and Robert A. Maguire


Naturaleza muerta con globo.

En lugar de que vuelvan los recuerdos
en el instante de la muerte
solicito el regreso
de las cosas perdidas.

Por las puertas y ventanas: los paraguas,
la maleta, los guantes, el abrigo,
para poder decir:
qué me importa todo eso.

Alfileres, este peine, aquél,
la rosa de papel, la cuerda, el cuchillo,
para poder decir:
nada de eso echo de menos.

Dondequiera que estés, llave,
trata de llegar a tiempo,
para poder decir:
la herrumbre, querida, la herrumbre.

Descenderá una nube de constancias,
de pases, de expedientes,
para poder decir:
el sol se pone.

Reloj, fluye desde el río,
deja que te tome en mi mano,
para poder decir:
finges la hora.

Aparecerá también el globo
secuestrado por el viento,
para poder decir:
aquí no hay niños.

Vuela por la ventana abierta,
vuela por el amplio mundo,
que alguien exclame: ¡Ay!
para poder llorar.

Wislawa Szymborska.

La naturaleza muerta que sigue es del francés Simon Renard de Saint Andre del XVII.


si al menos por teléfono

Es todo redondo con este tema: el de la música, el letrista, la letra, la nadadora-cantante, hasta el montaje que han hecho con la gente de Antonioni. Parece ser que hace unos años un tal Nek hizo una versión del tema que fue considerada la mejor hecha del asunto. Estamos tontos o qué, estando don Franco de por medio. Pff.
Gracias, querido N. Brutalmente fino.


ángeles y química

Como en el principio del artículo nos enseñan cómo citar, pues ahí va:
Cómo citar: Nicolás Díez, Sofía “¿Quién es El Ángel (1961-1995)? Poesía y vida en el lado salvaje de la transición española”, Siglo XXI. Literatura y Cultura Españolas, 15 (2017): 107-124.

Del artículo de Sofía extraigo mis subrayados a pie de bar:

[…]y que de forma inevitable desemboca en la contracultura y la subcultura transicionales, pero también en la tragedia.
Porque en los poetas outsiders de la transición se necesita volver al autor (hecho que el posmodernismo vuelve a reclamar) y perseguir una “simbiosis vida/obra”, una “ars vitae” del cuerpo y la existencia (R. de la Flor, 2011:36).
Otra de las voces clave en los estudios literarios y culturales sobre la transición, Germán Labrador, ya postulaba esta idea en Letras arrebatadas. Poesía y química en la transición española (2009), al analizar las poéticas drogadas y menores de la transición, donde sostiene cómo los autores pretenden agotar la vida como el decadente o el simbolista, así “la cuestión biográfica adquiere una importancia fundamental en la obra” (2009:159). En este libro, tras una introducción a la poética del discurso farmacológico y un repaso sociopolítico y cultural, retrata en detalle “Diez poéticas del arrebato”, entre las que se encuentran Aníbal Núñez, Eduardo Haro Ibars, Eduardo Hervás, Leopoldo María Panero, Fernando Merlo…, drogadictos, malditos o underground, con vidas intensas, muertes prematuras u obras inacabadas.

El volumen tomará las bases de los estudios culturales y socioliterarios, y afrontará el tema a través de las tres generaciones que abarcan la transición, la sesentayochista (nacidos a finales de los cuarenta y principios de los cincuenta), la del 77 o generación perdida (nacidos en la segunda mitad de los años cincuenta) y la del baby-boom (nacidos en los sesenta), pasto ya de la normalización de la contracultura con la movida y la época socialista. Entre la segunda y la tercera generación podríamos situar a nuestro autor. El libro volverá al precepto con el que partimos, en la contracultura transicional “Las formas de ser poeta […] apuntan con insistencia al complejo territorio de lo «extratextual», es decir, de aquellas zonas de vida y de mundo consideradas tradicionalmente como «no literarias»” (Labrador, 2017).
Es necesario presentar el recuerdo vital del poeta, su cuerpo joven y magullado y evocarlo como un fantasma y así leer su sociedad y los paratextos de su obra, buscar lo extratextual en sus amigos vivos, como testimonios que den sentido a una vida que tuvo “que convivir con el daño, una vida dañada”, resultado del conflicto entre la persona y su época (R. de la Flor, 2012:99).
Una extensa obra que contiene tres libros en su interior, articulando un testimonio maldito o “culpable” (Labrador, 2017) de su época, donde se vive de forma extrema y arriesgada; donde el cuerpo “bioliterario” transicional muestra las heridas del “cuerpo histórico” (enfermedad, venopunción) en su intento de separarse del padre dictatorial, del mundo parental y, en casos como el de Ángel, de la propia clase social, este último aspecto desarrollado y explicado en el artículo de Pablo Sánchez León, “Desclasamiento y desencanto. La representación de las clases medias como eje de una relectura generacional de la transición española”. A través del cuerpo textual, “de la estética («el arte es vida») y de la farmacia” (Labrador, 2017), podemos ver los estragos de la drogadicción y la adicción a la heroína, en unos versos que dibujan una senda de autodestrucción consciente y trágica. El último poema del libro “Epílogo. Yo no existo”, es tajante: “[…] Cuando me distingáis entre la multitud haced que no me habéis visto /Porque seguro que os habéis dado de narices con un fantasma/ Yo no existo / Me he volatilizado” (Ángel, 1994:255). Lo mismo podemos decir del título del libro, unos planos y líneas que consuman la demolición del edificio del cuerpo, vida y texto.
Además, publica su libro un año antes de morir, a modo de recopilación vital, tras más de una década escribiendo; no en dedicación plena a la poesía (la acción vital es igual de importante que la escritural), pero sí de forma intermitente.
Ángel comenzará relatando una infancia tranquila, favorable, una familia de clase media con ideas liberales, que ofrece a su hijo una educación en colegios alternativos y progres. En plena adolescencia comenzará a escuchar rock’n’roll, música que penetraba en el país ante la agonía de la dictadura. Este hecho cambiará su visión del mundo: “Ellos quisieron darme una educación liberal y yo la seguí hasta que escuché mi primer disco de rock’n’roll, el Beatles for Sale” (Ángel, 2013:34). Según el artista, con la música comenzaron “los problemas y la diversión”. Con quince años, en 1975, asiste a su primer concierto: Lou Reed. Ángel señala que este hecho dejará reinar en él su “lado salvaje”. El poeta conoció el significado de la famosa canción ‘Heroin’ y desde entonces supo que iba “a ser músico y toxicómano” (Ángel, 2013:34).
Una pléyade de artistas del rock, el punk o la música negra resonarán por sus versos, incluso serán homenajeados con poemas propios como “El viejo Lou”, “Iggy” o “Dylan”. Sus alusiones músico-literarias son importantes para entender el devenir textual y vital de El Ángel y su generación, pues reflejan un fenómeno en el que la literatura -y añadimos, la música- crean un modo para incrustarse en una persona, en un cuerpo, y éste a su vez en su contexto, tornándose en “bioliteratura” (Labrador, 2017). Es lo que sucede con la influencia de los escritos beatnick en las generaciones contraculturales de la transición. Y en concreto con la influencia de Lou Reed o W. Borroughs en El Ángel (Los planos se abren con una cita de este escritor), que transmutan en “biotextos” o referentes identitarios contraculturales y yonquis, alternativos al sistema y muy atractivos para los jóvenes.
Vuelve a España y, tras la convalecencia en casa de su familia, acompaña a su padre, el periodista y crítico de flamenco Ángel Álvarez Caballero a un concierto de Enrique Morente. Allí el poeta se reencontrará con Ana Curra y afirma: “me dio un beso y un abrazo que revolucionaron mi existencia.” (Ángel, 2013:36).
Ana Curra mantenía entonces una relación con el fotógrafo Alberto García-Alix, pero decide dedicarse en cuerpo y alma al poeta, dando lugar al triángulo amoroso que se entrevé en el poema “Otoño asesino”: “[…] porque ayer estuviste conmigo y mañana puede volver a suceder/ pero en estos momentos estás con otro pájaro/ y estiro los brazos y no encuentro/ y arqueo mis labios buscándote/ mi boca es un cero/ yo soy un cero […]” (Ángel, 2013:14). El Ángel vive una etapa dulce y creativa, donde “El poeta y el músico son muy amigos. La relación es coherente […] Lo que une ambas cosas es que escribo sobre experiencias muy vividas” (Ángel, 2013:36). Pero su salud está muy deteriorada por el SIDA y desarrolla un linfoma cerebral que acorta su esperanza de vida. En 1993 graba en Sevilla el disco Polvo de Ángel, de El Ángel y los volcánicos, bajo la discográfica Nuevos Medios, con sus propias letras y melodías. El disco, rareza del rock patrio, fue presentado en la sala Revólver. Una crónica del concierto de J.M Moragriega, les denomina como supervivientes de la línea dura de la movida. Ana y Ángel se irán a vivir juntos, su relación seguirá unida a la presencia de García-Alix que, muy interesado en su poesía, decide ayudarlo a editar su deseado libro. El legajo de papeles que contenían sus poemas tomará forma en Los planos de la demolición (1994). El proceso de preparación y compilación, manufacturado por El Ángel, dejó fuera poemas hoy inéditos. La edición fue supervisada por el fotógrafo, siendo publicado en la editorial regentada por éste y Borja Casani: El Europeo y la Tripulación.
Volvemos entonces para finalizar al “mono del desencanto”, ese estado de desgana popular y generacional, que enlaza con todo lo referenciado. Tras un primer momento de enérgica libertad se producirá un spleen o “abulia transicional”, de razones difusas: la falta de un metarrelato ideológico, la desconfianza en el porvenir o la indiferencia hacia lo político… Los proyectos comunes serán sustituidos por situaciones individuales de decadentismo. Los muertos por sobredosis, muestran sujetos que “incapaces de transicionar (sic.), optan por el suicidio” (Labrador, 2009: 107). El ‘mono’ es toda una lectura social y cultural de la transición. La ruptura con el pasado, para conseguir una transición lineal, se encuentra con el resto residual o monstruo, que surge en forma de síndrome de abstinencia de ese mismo pasado. La narrativa lineal que forma el relato oficial es sustituida por una narrativa alternativa basada en la fractura del tiempo, en la fisura como espacio de acción y creación. Solo situados desde aquí se pueden observar los discursos alternativos de la época, reflejo de la confusión histórica y emocional de los sujetos. Este mismo argumento es usado para criticar la espectacularización de la movida: “El discurso de la celebración y el exceso oculta lo que estos relatos tienen de síntoma, de violencia y de mirada” (Moreiras, 2010:121).

Leon Kowalski

If you're starting to try to be a musician or artist
Something like that, because you wanna make money,
Because you wanna do a job, that's- that's the wrong way
You have to do this because you love it
And it doesn't matter if you broke, you still gon' do it
I mean, I go out to jam sessions, and I play
Regardless of whether I'm getting a check or not
It's, it's about whether I, uh, you have to love this thing, man!
You have to love it, and breathe it and
It's, it's your morning coffee, it's your- it's your food
That's why you become an artist
Art is a mirror of society, you know.

las cuatro acaban de dar

Cuando me desvelo suele ser sobre esta hora que plantea la polaca. No por casualidad. La versión en inglés está sacada de esta maravillosa página. La idea es tan sencila como espectacular y funcionan desde 1992...
Las cuatro de la madrugada
Hora entre la noche y el día.
Hora de un costado al otro.
Hora para treintañeros.
Hora preparada para el canto del gallo.
Hora cuando la tierra nos ignora.
Hora cuando sopla el viento de astros apagados.
Hora de y-si-de-nosotros-no-quedara-nada.
Hora hueca.
Sorda, vana.
Fondo de todas las horas.
Nadie está bien a las cuatro de la madrugada.
Si las hormigas están bien a las cuatro de la madrugada
démosles la enhorabuena. Y que lleguen a las cinco,
si hemos de seguir viviendo.
Four in the morning
The hour from night to day.
The hour from side to side.
The hour for those past thirty.
The hour swept clean to the crowing of cocks.
The hour when earth betrays us.
The hour when wind blows from extinguished stars.
The hour of and-what-if-nothing-remains-after-us.
The hollow hour.
Blank, empty.
The very pit of all other hours.
No one feels good at four in the morning.
If ants feel good at four in the morning
—three cheers for the ants. And let five o'clock come
if we're to go on living.

Wislawa Szymborska,
Translated by Magnus J. Krynski and Robert A. Maguire

if the same thing ever happened

Llave
Había una llave y de pronto no hay llave.
¿Cómo entraremos en casa?
Quizá alguien la encuentre tirada,
la vea ¿y luego qué?
Camine, juguetee, la eche al aire
como si fuera chatarra.
Si al amor que yo te tengo
le sucediera lo mismo,
no sólo a nosotros, sino a todo el mundo
se le perdería ese amor.
En unas manos extrañas
no abrirá ninguna casa
y sólo será una forma,
¡y que la corroa la herrumbre!
Este horóscopo no surge
de las cartas, de los astros, ni del grito de la lumbre.
Wislawa Szymborska
Aquí está la versión inglesa que me gusta bastante más que la española.

but then again, who does?

Qué difícil resulta en ocasionesd definir algunos términos. Por lo que leo, la definición de la RAE no es correcta, pero ahí va en cualquier caso:
andropausia
De andro- y el gr. παῦσις paûsis 'cesación', formado a imit. de menopausia.

1. f. Climaterio masculino.
climaterio
Der. del gr. κλιμακτήρ klimaktḗr 'escalón'.
1. m. Biol. Período de la vida en que cesa la función reproductora.
Volví a verla por enésima vez; creo que esta ha sido la revisión más distanciada en el tiempo de la anterior. Por primera vez le puse peros a algunas escenas. Nunca como en esta ocasión entendí a R. Scott y su postal de Hopper por los estudios. Y seguí quedándome atónito respecto a la obra. 

mi no llegada

La estación de ferrocarril

Mi no llegada a la ciudad de N.
tuvo lugar puntualmente.

Fuiste avisado
con una carta no enviada.

Lograste no llegar
a la hora prevista.
El tren llegó al andén número tres.
Bajó mucha gente.

Entre la multitud se dirigió a la salida
la ausencia de mi persona.

Varias mujeres me sustituyeron
rápidamente
en aquella prisa.

A una de ellas se le acercó corriendo
alguien desconocido para mí,
pero ella lo reconoció
al instante.

Ambos intercambiaron
un beso no nuestro,
durante el cual se perdió
no mi maleta.

La estación de la ciudad de N.
pasó bien el examen
de la existencia objetiva.

La totalidad permanecía en su lugar.
Los detalles se movían
por trayectorias calculadas.

Tuvo lugar incluso
una cita acordada.

Fuera del alcance
de nuestra presencia.

En el paraíso perdido
de la probabilidad.

En otra parte.
En otra parte.

Como suenan estas palabras.

Wislawa Szymborska  

Aquí hay otra versión en castellano.

The Railroad Station

My nonarrival in the city of N.
took place on the dot.

You'd been alerted
in my unmailed letter.

You were able not to be there
at the agreed-upon time.

The train pulled up at platform 3.
A lot of people got out.

My absence joined the throng
as it made its way toward the exit.

Several women rushed
to take my place
in all that rush.

Somebody ran up to one of them.
I didn't know him,
but she recognized him
immediately.

While they kissed
with not our lips,
a suitcase disappeared,
not mine.

The railroad station in the city of N.
passed its exam
in objective existence
with flying colors.

The whole remained in place.
Particulars scurried
along the designated tracks.

Even a rendezvous
took place as planned.

Beyond the reach
of our presence.

In the paradise lost
of probability.

Somewhere else.
Somewhere else.
How these little words ring.

Translated from the Polish the by Stanislaw Baranczak and Clare Cavanagh.