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El poema analizado de forma didáctica y comprensible está aquí. Que leyó a William y a John no parece difícil de aventurar.
Podríamos decir, con humor negro, que para Emily nada cambiaría en su vida en unas circunstancias como las actuales.

Versión de Irene Gruss:
Morí por la Belleza, pero apenas
acomodada en la Tumba,
Uno que murió por la Verdad yacía
En un cuarto contiguo-
Me preguntó en voz baja por qué morí.
-Por la Belleza -repliqué-
-Y yo -por la Verdad- Las dos son una-
Somos Hermanos -dijo-
Y así, como Parientes, reunidos una Noche-
Hablamos de un cuarto a otro-
hasta que el Musgo alcanzó nuestros labios-
y cubrió -nuestros nombres-
De esta que sigue desconozco la autoría:
Morí por la Belleza — y me acababan
de ajustar a la Tumba
cuando Alguien que murió por la Verdad 
fue recluido en la habitación de al lado —

Preguntó suavemente «¿Por qué has muerto?»
«Por la Belleza», dije —
«Y yo — por la Verdad – Ambas son Una —
Hermanos somos, pues», me contestó —

Y así, como Parientes que una Noche se encuentran 
hablamos entre dos Habitaciones —
hasta que el Musgo nos alcanzó los labios 
y nos cubrió — los nombres —












pase doble

La verdad es que cuesta imaginar que entre Groucho y Margaret no hubiera, como mínimo, un amor sublimado. La biografía de ella, de las que adoro. Anoche los vi juntos en segundo pase en la libérrima Duck soup, por momentos preludio de ese gran dictador de Charles Ch. Aquí aparecen poco antes de que ella diera el paso al oro barrio. Era 1965.



En el enlace de la película, al final, hay cinco a su vez enlaces con el programa de Garci cuando proyectaron la peli.





El primer pase, nada que ver con el segundo, fue esta barbaridad surcoreana. La mezcla entre costumbrismo y poética es salvaje. Hay ecos de Berlanga y de Zodiac -solo que esta última es posterior, de modo que quizás los ecos sean invertidos...-, pero no es ni el uno ni la otra. Y, desde luego, tengo algo más que dudas respecto a la influencia de Berlanga en este pájaro. Los arrozales es lo que tienen.
Me volvió a ocurrir -llevo ya demasiadas últimamente- y me dio por buscar sobre ella. Malamente.
A este neo noir, o como queramos llamarlo, llegué al olfateo. Resultó que el director es el ínclito, pero yo de eso, a priori, ni idea.
Para la uno y para lo otro, qué ojo.
Maravillosa dirección, magnífico elenco actoral, precisas localizaciones -desde la comisaria (excelsa) hasta la fábrica y la cantera de mármol, pasando por los campos de arroz o el colegio de las niñas-. Y de paso, por cierto, había  una  dictadura que terminaría un año después del que refleja el grueso del metraje.

Insomnia

Con ánimo de mayor verosimilitud, lo leo haciéndole honor al título y al contenido. Y claro, una cosa es una cosa y otra, es otra. Y se nota. El arranque es calamitoso, pero como hay siete minutos por delante, hay esperanza. Acaba algo mejor que empieza, creo...
Apareció en aquellos suplementos dominicales que publicaba La crónica de El pajarito, el periódico digital en el que  estuve escribiendo durante una temporada.
Tras diez años de existencia, primer relato propio que aparece en este cuaderno. Digamos que la ocasión lo merece.
El otro cielo, de Cortázar, está aquí.
Voy a por el primer café, que falta hace.