Entre el espanto y la ternura
transcurre todo
lo inapresable con la moldura,
la mano, el codo.
Entre el espanto y la ternura
crece la hiedra
al sano juicio con la locura,
la flor, la piedra.
Entre el espanto y la ternura
la vida canta
una tonada clara y oscura,
profana y santa.
Entre el espanto y la ternura
corre la suerte
con el abajo y con la altura,
con vida y muerte,
con vida y muerte.
Entre el espanto y la ternura
transcurre todo
lo inapresable con la moldura,
la mano, el codo.
Entre el espanto y la ternura
crece la hiedra,
el sano juicio con la locura,
la flor, la piedra.
Entre el espanto y la ternura
la vida canta
una tonada clara y oscura,
profana y santa.
Entre el espanto y la ternura
corre la suerte
con el abajo y con la altura,
con vida y muerte,
con vida y muerte.
Entre el espanto y la ternura
ahí llega el día,
pasan las verdes y las maduras
ay todavía, ay todavía, ay todavía.
Entre el espanto y la ternura,
a hora temprana,
trabaja el hombre pintando cura
para mañana,
para mañana.
transcurre todo
lo inapresable con la moldura,
la mano, el codo.
Entre el espanto y la ternura
crece la hiedra
al sano juicio con la locura,
la flor, la piedra.
Entre el espanto y la ternura
la vida canta
una tonada clara y oscura,
profana y santa.
Entre el espanto y la ternura
corre la suerte
con el abajo y con la altura,
con vida y muerte,
con vida y muerte.
Entre el espanto y la ternura
transcurre todo
lo inapresable con la moldura,
la mano, el codo.
Entre el espanto y la ternura
crece la hiedra,
el sano juicio con la locura,
la flor, la piedra.
Entre el espanto y la ternura
la vida canta
una tonada clara y oscura,
profana y santa.
Entre el espanto y la ternura
corre la suerte
con el abajo y con la altura,
con vida y muerte,
con vida y muerte.
Entre el espanto y la ternura
ahí llega el día,
pasan las verdes y las maduras
ay todavía, ay todavía, ay todavía.
Entre el espanto y la ternura,
a hora temprana,
trabaja el hombre pintando cura
para mañana,
para mañana.
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