Entre
otras cosas, la parábola de Wislawa podemos
enlazarla con el
Crusoe de Elizabeth, unos cuantos años de por medio, no tantos. Pertenecen
a una época, ambas, suficientemente cercana para que ya avistaran, desde su
privilegiada y costosa posición, que las generalidades nos iban a traer más de
un disgusto y que los paraísos no necesariamente iban a ser los que se
prometían.
Parábola
Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella.
Había en la botella un papel, y en el papel estas palabras:
"¡Socorro!, estoy aquí. El océano me arrojó a una isla desierta.
Estoy en la orilla y espero ayuda. ¡Dense prisa. Estoy aquí!"
-No tiene fecha. Seguramente es ya demasiado tarde.
La botella pudo haber flotado mucho tiempo, dijo el pescador primero.
-Y el lugar no está indicado. Ni siquiera se sabe en qué océano,
dijo el pescador segundo.
-Ni demasiado tarde ni demasiado lejos. La isla "Aquí" está en todos lados,
dijo el pescador tercero.
El ambiente se volvió incómodo, cayó el silencio.
Las verdades generales tienen ese problema.
Wislawa Szymborska en versión de Gerardo Beltrán
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