caballero de la Blanca Luna

Cuando Don Quijote tiene que enfrentarse al Caballero de la Blanca Luna en la playa de Barcino, frente al mar, éste  le dice a D. Quijote:
…Mi dama, sea quien fuere, es sin comparación más hermosa que tu Dulcinea del Toboso. Si confiesas esto de llano en llano excusarás tu muerte. Si tu peleares y yo te venciere, no quiero otra satisfacción sino que, dejando las armas y absteniéndote de buscar aventuras, te recojas y retires a tu lugar por tiempo de un año, donde has de vivir sin echar mano a la espada, en paz tranquila y en provechoso sosiego, porque así conviene al aumento de tu hacienda y a la salvación de tu alma…
Encomendáronse al cielo y sin tocar trompetas arremetieron con poderosa fuerza. La lanza del de la Blanca Luna dió con Rocinante y con D. Quijote por el suelo en peligrosa caída. Ante el ¡vencido sois caballero!, responde el desdichado caballero con voz debilitada y enferma:
Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra…
Eso no haré yo, por cierto –dijo el de la Blanca Luna- viva, viva en su entereza la fama de la hermosura de la señora Dulcinea del Toboso, que solo me contento con que el gran D. Quijote se retire a su lugar un año...
Al salir de Barcelona volvió a mirar al sitio donde había caído y dijo: Aquí mi desdicha se llevó mis alcanzadas glorias, aquí se oscurecieron mis hazañas, aquí cayó mi ventura para jamás levantarse. Oyendo lo cual Sancho, dijo: Tan de valientes corazones es, señor mío tener sufrimiento en las desgracias como alegría en las prosperidades;…he oído decir que ésta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo ciega, y, así, no ve lo que hace, ni sabe quién derriba ni a quién ensalza. Muy filósofo estás, Sancho - respondió D.Quijote. Lo que te sé decir es que no hay fortuna en el mundo, ni las cosas que en él suceden, buenas o malas que sean, vienen acaso, sino por particular providencia de los cielos, y de aquí viene lo que suele decirse: que cada uno es artífice de su ventura….


Miguel de Cervantes.



Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar...
va cargado de amargura...
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar...
va cargado de amargura
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar...

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
va cargado de amargura...
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar...
y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar.
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo
pastor...

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...


León Felipe, 1920

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