A Luis Antonio no le envidio el nombre compuesto, aunque mi segundo sea el
mismo que el suyo; tampoco su ligera
afectación de más; mucho menos su estado emocional en este autorretrato. SIn
embargo, le envidio con una mezcla de frustración larvada y añosa su capacidad
para el soneto y otras formas canónicas. No me es dada esa maravillosa
capacidad, y ya quisiera yo, ya. Pero no, esto sí que no me es dado.
AUTORRETRATO AHORA MISMO
Me encuentro más que viejo y
muy cansado,
y no estoy ni en uno ni en
otro extremo.
Cierta melancolía –me lo
temo-
ha de ser la causante de mi
estado.
Vivo pero me escoro al otro
lado,
y aunque a ratos en buen
fervor me quemo
esperando un instante aún
supremo,
siento que todo viene
malogrado.
Sé que busco todavía un
lucero,
de la belleza el sutil
concierto,
y del sexo y los libros el
sustento.
Pero el mundo no es nunca el
que yo quiero.
Amor me tiene casi manco y
tuerto.
Y es humo la amistad y
desaliento.
Luis Antonio de Villena
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