Aída es demasiado guapa, demasiado virginal, demasiado erótica. Pero el resto, sobre todo su papá cojo, ludópata y su Abel -ojalá mudo, como apunta Francesc en el coloquio- se ajusta muy bien a una Barcelona cutre, casposa en una película negra charnega y sudaca, con polis farloperos y avis catalanoparlantes.
La vi en su momento -hace ocho años- cuando la estrenaron. Debí de ser de los pocos -Carlos también la vio-. Me vino al recuerdo hace tiempo y la busqué de forma pirata. He tenido la suerte de no encontrarla más que con poca calidad: ayuda. Igual hubiera estado bien rodarla así directamente.
Aquí está el coloquio de cuando la proyectaron en Versión española.
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