las dietas equilibradas

Que la modernidad se llevó por delante el jazz que a mí me interesa es algo que ya he expuesto en este cuaderno en varias ocasiones. Y si no, pasen y vean.
Hay que pasar hambre y frío, tener a tus ancestros cercanos en los algodonales y con abusos sexuales en la infancia, o tenerlos tú mismo a ser posible, poner el coño en la boca, la heroína en la vena, la noche en la vida, sacramentar los tugurios, beber mas alcohol que agua, fumar hasta alquitranar el corazón. Eso, para empezar. Así que Gregory, al que llevo toda la tarde escuchando, como tantos otros, no llega. Está bien alimentado desde edades tempranas, hizo mucho deporte y se le ve limpio de cabeza: mezcla letal para el jazz. Me gusta que se esfuerza y no es vanidoso ni soberbio. Es de agradecer. De lo de Nina, ni mu. Para qué. Sólo que con el I got life de abajo, viéndola en directo, he llorado a moco.
Gregory toma clases de actuación. Dice que es importante para subirse al escenario. Sigue Gregory, sigue, que vas bien.





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