Quien me lo hizo llegar me conoce bien, claro. No supe si darle las gracias. Es un decir. De nuevo el ejercicio de concisión y penetración que presenta la poesía se nos aparece como el más elevado, al menos para un servidor. Duele, sólo eso.
En fin, claramente agradecido.
Paso cada día por su puerta
y lo veo vacío y pienso:
no me conviene que este local se cierre.
Juan Antonio Masoliver Ródenas
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