Grandioso, grandilocuente, hiperbólico, excedentario. Todo: el compositor, la composición, el director...
309 sinfonías compuestas lleva mi rey. Menudo vikingo.
Absolutamente conmovedor el cierre de la actuación, a partir del minuto 51. Las caras de los músicos reconocidos por su director lo dicen todo, empezando por el concertino. Pocas veces he visto tantas sonrisas, tantas expresiones bellas en los músicos de una orquesta al terminar un concierto.
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