Le tigri di Mompracem

Yo leía de pequeño una versión de la novela de Emilio trufada de viñetas. Era un papel burdo y oscuro. Tapa dura. Brugera editorial. Su recuerdo y la automática regresión, lo mismo.
Fuimos ayer al cine a ver otros tigres, los de Alberto. Hace unos días, en casa, habíamos estado con El hombre de las mil caras, ese Superhumor de carne, hueso e historia patria cercana. 
A Alberto le profeso devoción desde que lo descubrí, hace así como veinte años. Con lo de ayer se me afianza más si cabe el devocionario. Tremendo diseccionador de ecosistemas.
Ha dejado de llover.

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