Y en las antípodas de las anteriores entradas, esta en la que aparece el bueno de Eric. Se puso malo de solemnidad por su diabetes no diagnosticada, lo ingresaron y como era músico de jazz lo trataron por abuso de drogas: con dos pelotas; total, que se murió y punto. Pá no echar gota. Al parecer Eric no tomaba estupefacientes ni nada de lo de la época. Resultado: se murió de los primeros -36 años-. Cada uno se muere de lo que puede.
Lo del bass clarinet es de una marcianez propia de quien lo toca; lo de Mingus es de león sabedor de que tiene en su grupo a la perla rara y delicada; y lo del grupo entero es de patio de cole, como dios manda. El público asistente es de ciencia ficción visto ahora: Noruega, 1964. Si en la anterior entrada tenemos a los dos imberbes que ya han deconstruido el funk, la disco y hasta el pop, me pregunto quién cogerá este jazz y lo pondrá patas arriba, con casco retrofuturista, claro.
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