Volví a ver cine en casa tras una temporada donde desarrollé una transitoria apatía. Volví por algo conocido que vi en su momento de estreno sin saber por aquel entonces quién era ese David, aunque su Seven ya la había visto. Volviendo sobre la adaptación de la chica del tatuaje me ratifico en aquello que pensé al salir de los Ideal de Madrid: es magnífica -tengo como referencia en esta ocasión todas las adaptaciones europeas que se hicieron (dignísimas) y los libros que las generaron-. De ahí pasé a Zodiac, desconocida para mí y excelente. Es un superdotado este David. No un genio, pero sí un superdotado. Y de ahí, y gracias a esto, a Klute, la estremecedora, inquietante y brillantísima obra de Alan, el de ascendencia polaco judía, que compone una pieza con momentos que sé que van a perdurar ya de por vida en mi retina cinematográfica. Jane está insuperable y sus encuentros con la terapeuta son un tratado de psico y sociología rodado primorosamente.Era 1971...
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