Dos años después de la primera salió a la pantalla la segunda entrega. El director y los montadores hicieron un trabajo fino y las escenas de acción son superlativas. Pero la poética de la primera ya no vuelve. Eso sí, lo acaecido en Rusia es mayúsculo. Como Brian Cox, que cada vez que aparece en pantalla se lo lleva todo por delante.
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