la soledad de Gorogó

alboroque.
(Quizá del ár. hisp. *alborók, y este del ár. clás. arbūn).

1. m. Agasajo que hacen el comprador, el vendedor, o ambos, a quienes intervienen en una venta.
2. m. Regalo o convite que se hace para recompensar un servicio o por cualquier motivo de alegría.

En Murcia, el término alboroque también cubre la defunción de alguien querido. En el alboroque se recorren los lugares por los cuales el finado solía tomarse sus quintos, es un decir, y los amigos se los toman a su salud. Hoy me hacía yo un alboroque del quince a la salud de Ana María, aunque fuera a base de gintonic, que no es de mis bebidas preferidas. La hostia.
¿Qué será ahora de Gorogó

1210

Contaré ciento diez veces once
y con un sarcasmo infinito
rellenaré de nuevo mi vaso

Ciento diez veces once by Esclarecidos on Grooveshark

ave o raíz

chirivía.
(Cf. alcaravea).
1. f. Planta de la familia de las Umbelíferas, con tallo acanalado de nueve a doce centímetros de alto, hojas parecidas a las del apio, flores pequeñas y amarillas, semillas de dos en dos, y raíz fusiforme blanca o rojiza, carnosa y comestible.
2. f. lavandera.

lavandera.
(De lavandero).
1. f. Ave paseriforme, de figura grácil y cola larga que sacude continuamente. El plumaje es gris y negro combinado con blanco o amarillo, según las especies.



Elda Petrel

conurbación.
(Del ingl. conurbation).
1. f. Conjunto de varios núcleos urbanos inicialmente independientes y contiguos por sus márgenes, que al crecer acaban formando una unidad funcional.

con estrella y estrellados



Men of good fortune
Often cause empires to fall
While men of poor beginnings
Often can't do anything at all

The rich son waits for his father to die
The poor just drink and cry
And me, I just don't care at all

Men of good fortune
Very often can't do a thing
While men of poor beginnings
Often can do anything

At heart, they try to act like a man
Handle things the best way they can
They have no rich daddy to fall back on

Men of good fortune
Often cause empires to fall
While men of poor beginnings
Often can't do anything at all

It takes money to make money they say
Look at the fords, but didn't they start that way
Anyway, it makes no difference to me

Men of good fortune
Often wish that they could die
While men of poor beginnings
Want what they have and to get it they'll die

All those great things that live has to give
They wanna have money and live
But me, I just don't care at all

Men of good fortune
Men of poor beginnings
Men of good fortune
Men of poor beginnings

Men of good fortune
Men of poor beginnings
Men of good fortune
Men of poor beginnings

Babieca

de partos

partero, ra.
1. m. y f. Persona con títulos legales que asiste a la parturienta.
2. f. Mujer que, sin tener estudios o titulación, ayuda o asiste a la parturienta.

la angustia existencial de los conejos

Lo había visto en las librerías pero lo había hojeado poco. Ahora sí, por uno de esos azares, cayó enteramente en mis manos. Anoche lo devoré justo antes de entrar en el sueño. Finísimo y negro, maravilloso. Uno se pregunta cómo funcionan determinadas cabezas, admirado.
The book of bunny suicides; El libro de los conejitos suicidas, de Andy Riley.
Aquí está entero. Dejo alguna de las viñetas.







la vida tal cual



Aquí hay otra versión del mismo tema, la letra y alguna curiosidad. Y esta es otra más:





Si tú me quieres no saldré a pasear.
Puede ser domingo y que tú no estés aquí.
Dejaré de tomar té, de sentarme en tu sillón
y de dibujar hasta las dos.

Si tú me quieres dejaré de conducir,
puedo coger trenes y también el autobús.
Dejaré de cocinar lo que no quieras comer,
de escuchar canciones en francés.

Ya no iré con los amigos a bailar,
quitaré el papel de flores que hay en la pared.
No saldré hasta las mil, ni usaré el abrigo azul
y todo esto haré sólo por ti.




No es por decirte que no llames,
Pero has de entender que no puedo estar así,
Pendiente de tu amor

No es por decirte que me llames,
Pero si tú ves que no es fácil para ti lo puedes hacer

Me quieres ya lo sé,
Mil veces he oído ya esa vieja canción

Es conveniente que me llames,
Para así saber que las cosas marchan bien
Y piensas mucho en mí

Si no me llamas yo me muero,
No es exageración, necesito oir tu voz, llama de una vez
Tú no me quieres ya, no hay más explicación a tu silencio,
A tu abandono, si no me llamas.




Con cemento y hormigón, 
para tí, para tí, mi amor, 
voy a hacerte un rascacielos, sí,
para tí, mi amor, sí, sí, 
para tí, mi amor, 
con cemento y hormigón. 

Derribando la mansión
porque si, porque sí, señor, 
del solar de mis abuelos sí, 
para tí, mi amor, sí, si, 
porque sí, señor, 
derribando la mansión. 

Para tí, corazón mío, 
para tí, para tí, mi amor, 
voy a desviar el río, sí, 
para tí, mi amor, sí, sí, 
porque sí, señor, 
para tí, mi corazón. 

Que el agua con su murmullo, 
con su glu, con su glu-glu-glo, 
puede estorbar nuestro arrullo, 
run-run del amor tuyo, 
run-run de mi corazón 
el run-run de nuestro amor. 

Si te aburren los pajaritos
con su pi, con su pio-pi,
con una escopeta, 
Pim-pam-pom, 
con un tiragomas, plim, 
los mataré yo 
para tí, para tí mi amor. 

Y te los serviré fritos 
para ti, para tí, mi bien, 
fritos en una sartén, 
crish-crish, 
de los pajaritos fritos en la sartén 
para tí, para tí, mi bien. 

Si te asusta el mayordomo 
con su aire de Boris Karloff, 
por tí lo despediré, 
mi amor. También a Catalina, 
el aya que me crió 
la voy a despedir yo. 

Si te estorba aquel ciprés, 
para tí, para tí, mi bien, 
con placer lo serraré, 
ris-ras, para tí, mi bien, 
si te estorba aquel ciprés. 

Lo plantó tía abuela Inés 
para mí, para mí, mi amor, 
cuando volví de la guerra, 
ris-ras hará la sierra, 
tic-tac-mi corazón 
tiquitictac por tu amor.




Señora azul, que sin contemplación,
desde la cima de tu dignidad
vas a imponer tu terca voluntad
y con tu opinión medir nuestro criterio
Señora azul, que ciega la razón,
dejas sentir tu olímpico desdén,
es sugestión tu alarde de saber,
tu realidad es sólo confusión
Tú no puedes apreciar con propiedad
el color de la cuestión,
porque desde la barrera sueles ver
toros que no son y que parecen ser
Señora azul, de vicio criticón,
sin dar la talla de profesional
señora azul, ¡qué lastima nos das!
la mediocridad está en tu corazón
Tú no puedes apreciar con propiedad
el color de la cuestión,
porque desde la barrera sueles ver
toros que no son y que parecen ser
Señora azul
señora azul, que sin contemplación,
desde la cima de tu dignidad
vas a imponer tu terca voluntad
y con tu opinión medir nuestro criterio
Señora azul, sabemos tu intención,
la frustración que te hace obrar así
señora azul, ¡qué lastima nos das!
la mediocridad está en tu corazón.


Los años no pasan en balde, pero el encanto se mantiene:






De aquí, este extracto:

Hablemos pues de los espejos italianos: Gino Paoli y Lucio Battisti polarizan la atención de Galvañ. Al primero, que inspira ahora el sonido deLa vida tal cual, le dedicó hace dos añosEl hombre con una bala en el corazón“No solo es una bestia parda como cantante y compositor. De joven vivió al límite, y yo pensaba en la sensación de tener ahí el proyectil alojado, como es su caso tras un intento fallido de suicidio”. 

Y de aquí, este otro:

"La vida tal cual” tiene como referente al gran Gino Paoli y a la canción de festivales como San Remo, con sus violines rítmicos y los coros expansivos del final. Es una canción de amor y pérdida, con redención final.



Tu trascini la nostra vita
Senza un attimo di respiro
Per sognare
Per potere ricordare
Cio che abbiamo gia vissuto
Senza fine
Tu sei un attimo senza fine
Non hai ieri
Non hai domani
Tutto e ormai nelle tue mani
Mani grandi
Mani senza fine
Non m'importa della luna
Non m'importa delle stelle
Tu per me sei luna e stelle
Tu per me sei sole e cielo
Tu per me sei tutto quanto
Tutto quanto io voglio avere
Senza fine
La, la, la, la
Senza fine







 
Motor cars, handle bars,
Bicycles for two.
Broken hearted jubilee.

Parachutes, army boots,
Sleeping bags for two.
Sentimental jamboree.

Buy! buy!
Says the sign in the shop window.
Why? why?
Says the junk in the yard.

Da da ya da da da,
Da da da,
Da da ya da da,
Da da da da da da da.

Candlesticks, building bricks,
Something old and new.
Memories for you and me.

Buy! buy!
Says the sign in the shop window.
Why? why?
Says the junk in the yard.

Y todo este se ha fraguado porque me he puesto a tirar del hilo de la música de este señor. Casi nada el hilo.

¿también algunos libros?

roñoso, sa.
(Del lat. aeruginōsus, roñoso).
1. adj. Que tiene o padece roña.
2. adj. Puerco, sucio o asqueroso.
3. adj. Oxidado o cubierto de orín.
4. adj. coloq. Miserable, mezquino, tacaño.

roña.
(Del lat. aerūgo, -ĭnis, orín, roña).
1. f. Porquería y suciedad pegada fuertemente.
2. f. Orín de los metales.
3. f. Sarna del ganado lanar.
4. f. Corteza del pino.
5. f. Daño moral que se comunica o puede comunicarse de unas personas a otras.
6. f. coloq. Mezquindad, roñería.
7. f. coloq. tirria ( ojeriza).
8. f. coloq. Farsa, treta, maula.
9. f. Col. Ficción de una enfermedad o impedimento para no hacer algo.
10. f. Cuba. Irritación, rabia.
11. com. coloq. Persona roñosa, tacaña.

accidentes

LA RUTINA

Soy capitán del cuerpo de bomberos. Corresponde a mis obligaciones apagar los incendios y salvar a las personas que quieren suicidarse. De estas últimas cada vez hay más. Es algo rutinario: recibimos la noticia de que en una dirección determinada alguien tiene la intención de saltar desde una planta alta o, aún con más frecuencia, desde un tejado. Vamos allí. No tenemos problemas para encontrar la dirección: ante el edificio suele apiñarse ya una multitud considerable que mira hacia arriba. Sobre la cornisa está el suicida. Ponemos la escalera y yo subo. Cuanto más alto, con más cuidado, para no asustarlo. Es decir, para que no salte antes de que lleguemos a tiempo de salvarle. En mi opinión, no hay nada que temer. Al fin y al cabo él no hace más que esperarme. Podía haber saltado inmediatamente, no sólo antes de llegar nosotros, sino antes de que se agrupara la multitud. Podía haber saltado diez o veinte veces antes de que nadie le hubiese visto. Pero no, él espera primero a la multitud y después a nosotros. Es entonces cuando empieza el espectáculo. Así que voy subiendo por la escalera, estoy cada vez más cerca de él y pretendo estar enormemente interesado en que él consienta en conservar su vida. A fin de cuentas es lo que se espera de mí, me pagan por eso. Además, si fingiera menos, el público reunido abajo estaría menos satisfecho conmigo.
Hoy estoy de mal humor, por añadidura hace un tiempo de perros: frío, viento, sobre todo aquí arriba. Si me hubiese puesto ropa interior de invierno tal vez me sentiría más en forma. Con buen tiempo es más fácil hacer el imbécil. Pero no cuando el frío te llega hasta la médula de los huesos. Además me estoy haciendo viejo, ¡cuántas veces he representado ya este papel! Me acerco pues a él, y él —como de costumbre— finge que si doy un paso más, saltará. Es un tipo parecido a todos los anteriores, desaliñado, más bien miserable, con una expresión boba en la cara. Este juego es la especialidad de los idiotas. La gente que tiene algo en la cabeza se mata de verdad y sin tanto ceremonial. Ya sé lo que debería hacer ahora. Detenerme y hablarle con la voz más dulce posible. Tranquilizarle, explicarle que la vida es bella y que todos nosotros estamos muy interesados en que él viva. Yo personalmente, los de abajo y en resumidas cuentas la sociedad entera. Sí, y un cuerno, como si no tuviésemos nada más que hacer que estar interesados en que un memo más se pasee por el mundo contaminando el aire. Los de abajo también fingen. Iban de aquí para allá en un día como todos, un aburrimiento. Y de pronto, un espectáculo. Un suicida en una cornisa. Al parecer quiere saltar, ¡sensacional! Saben por supuesto que vendrán los bomberos, que emprenderán una acción de salvamento y que no pasará nada. Pero hasta el final tienen la esperanza de que, a pesar de todo, salte. Saben que la cosa acabará en nada, como siempre. Sin embargo..., piensan que quizás esta vez... resbale o algo por el estilo... Tal vez se rompa la cornisa... Sólo pueden contar con el azar, así que cuentan con él. Mientras que yo tengo que procurar que no se sientan defraudados por el espectáculo, aunque queden defraudados por lo que más les interesa. Un asco. Así que fingimos todos. El suicida finge querer suicidarse, aunque lo que quiere es lo contrario. Quiere ser un héroe, llamar la atención, tener un público y que escriban sobre él en algún periódico. Es sobre todo por eso por lo que quiere vivir y es por eso por lo que finge no querer vivir. La multitud finge que tiene miedo a esto tan horrible que está a punto de ocurrir y por eso no se mueve de su sitio, para ver cómo esto tan horrible no se produce. ¡Y un cuerno! En el fondo, lo único que quiere es ver algo fuerte. Desde que se suprimieron las ejecuciones públicas, no tiene otras oportunidades. Y yo finjo que creo al suicida y que creo a los de abajo y tengo que actuar como si no supiera de qué van éste y aquéllos. Para su placer tengo que hacer ver que soy más tonto de lo que soy. De modo que me acerco a él por la escalera, y cuando estoy cerca, pero todavía no demasiado cerca, él da un paso hacia el borde de la cornisa para hacer como que saltará en seguida antes de que yo tenga tiempo de retenerlo. Ahora soy yo quien debería detenerse y empezar mi número. Así que me detengo. Abajo ya están los periodistas, ya nos están fotografiando. Han llegado los coches de la televisión, trabajan las cámaras. Asimismo ya están los vendedores de cacahuetes y también los que venden bollos. Saben que harán un buen negocio, pues el terror aumenta el apetito del público. Y yo casi no he comido nada hoy, porque por las mañanas no puedo comer y aún es temprano; además antes del mediodía generalmente no me siento demasiado bien. En las fotos y en la tele saldré por atrás, soy aquí el actor número dos, el de la cornisa será el número uno. Pero he participado en este espectáculo tantas veces, que ya me da igual, me es indiferente. Aparte de que yo soy sólo un bombero corriente, es decir, uno del equipo técnico, y hago sólo lo que corresponde a mi trabajo. La verdadera estrella es el de la cornisa, situado frente a la cámara. Pero qué le vamos a hacer, hay que empezar. Así que empiezo a persuadirle. Le hablo con toda la dulzura de la que soy capaz:
—Oiga, hombre. Un momento, ¿qué es lo que pretende hacer?
El otro hace ver que está molesto, ya ha dado el paso, no va hacia atrás, pero tampoco avanza. Hace como si no me escuchara, pero, por supuesto, espera la continuación. No digo que tenga práctica, pero cada uno de ellos, aunque lo haga por primera vez, siempre lo hace como un profesional. Punto por punto, como siguiendo un reglamento.
—Comprendo, comprendo, por supuesto que debe de tener sus motivos. Pero pensémoslo bien...
En qué vamos a pensar, diablos. Todo está clarísimo. Pero yo tengo mis instrucciones y las instrucciones dicen que hay que ganar tiempo. Hay que alargar la cosa tanto como se pueda, para que él se ablande, pierda su pretendida determinación, desaproveche el momento, y después, o bajará solo, si no es un suicida de primera categoría, o bien mis muchachos, ya al acecho en el tejado, lo cogerán desde arriba, si es un maestro de primera.
Ahí está el arte de todo el equipo. Cuanto más cerca está «el último momento», tanto mejor sale, sobre todo en la televisión. Hay talentos extraordinarios: son los que cogemos cuando están ya a punto de volar. Pero se trata de casos excepcionales, como cualquier gran talento. Ha fruncido el ceño, está molesto y hace como si no me oyera. Pero, por supuesto, está esperando mi siguiente frase. Carraspeo, ya que desde la noche anterior me siento un poco resfriado; por añadidura hace viento y estamos en el piso decimoctavo, y continúo con la voz más dulce de la que soy capaz:
—Piense en la familia y en los amigos, y si no tiene familia, piense en...
Y me pongo a pensar en qué podría pensar él. Generalmente no acostumbro a vacilar, al fin y al cabo me sé mi papel de memoria, pero hoy se me ha escapado de la cabeza. O más bien no se ha escapado, está allí, aunque de pronto se ha dado cuenta de lo estúpido que es y se ha avergonzado tanto que no quiere salir. Además, lo de la familia y los amigos también ha sido bastante tonto. ¿Y si es precisamente por culpa de ellos que monta todo este número? Pero a fin de cuentas algo hay que decir. Así que digo «para ganar tiempo»:
—Sopla fuerte hoy, ¿verdad?
Por primera vez me mira con un aire un poco más consciente. Se ve que no se lo esperaba; me he salido de mi papel. Una metedura de pata. De modo que para llamarme al orden, da el siguiente medio paso hacia el borde. Su pie queda suspendido sobre el abismo. Pero de pronto a mí se me pasan las ganas.
—Salta, si quieres, mamarracho —digo, y comienzo a bajar la escalera.
Y ¿qué me decís, que ha saltado? Pues sí, ha saltado. Ahora estoy esperando el juicio y el veredicto. Por descontado que perderé mi trabajo en el cuerpo de bomberos, sobre esto no hay dudas. Y con toda razón, pues no he cumplido con mis obligaciones profesionales. Estoy acusado de... Bueno, no tiene importancia. También estoy de acuerdo con la acusación. Sólo no estoy de acuerdo con una cosa, no estoy de acuerdo en absoluto. Los titulares hablaban de suicidio, y en mi opinión fue un accidente. En la profesión de suicida también puede haber accidentes mortales.

Slawomir Mrozek.

Aquí hay un buen obituario de cuando murió Slawomir, dentro de nada hará un año. Lástima. Una finura propia de otros tiempos.

Dama de día

La segunda del disco, cara A. Después de la presentaciónen el bar con el feliz cumpleaños donde Jimmy ya nos avanza en su recuerdo, en su melancólico y premonitorio intro, que las cosas no iban a ser precisamente el paraíso, en la segunda Lou va directamente a la yugular. Jimmy llama a Caroline, de la cual aún no sabemos el nombre de boca suya, sólo por el distorsionado coro que la felicita en la primera, Lady Day, alusión al apodo de, nada más y nada menos, Billie Holliday. Pues eso, que a la dama le gustan más los bares que a un tonto un lápiz, tanto que no tiene ni elección -she had to go in-; que es tan inocente como un niño cuando camina por la calle; que vive en un hotel al que llama hogar, de paredes verdosas, y que a él no le gusta un pelo la parte turbulenta de ella. Me da que más porque pierde el control sobre ella que por otra cosa. Bonito comienzo...

When she walked on down the street
She was like a child staring at her feet
But when she passed the bar
and she heard the music play
She had to go in and sing
it had to be that way
She had to go in and sing
it had to be that way
 
And I said no no no
oh Lady Day
And I said no no no
oh Lady Day
 
After the applause had died down
And the people drifted away
 
She climbed down off the bar
and went out the door
to the hotel
that she called home
It had greenish walls
a bathroom in the hall
 
And I said no no no
oh Lady Day

la desembocadura del Hudson, el progreso y el rompecabezas de la modernidad

The mouth of the Hudson

A single man stands like a bird-watcher,
and scuffles the pepper and salt snow
from a discarded, gray
Westinghouse Electric cable drum.
He cannot discover America by counting
the chains of condemned freight-trains
from thirty states. They jolt and jar
and junk in the siding below him.
He has trouble with his balance.
His eyes drop,
and he drifts with the wild ice
ticking seaward down the Hudson,
like the blank sides of a jig-saw puzzle.
The ice ticks seaward like a clock.
A negro toasts
wheat-seeds over the coke-fumes
of a punctured barrel.
Chemical air
sweeps in from New Jersey,
and smells of coffee.

Across the river,
ledges of suburban factories tan
in the sulphur-yellow sun
of the unforgivable landscape.

Robert Lowell



Robert y Elisabeth fueron amigos durante mucho tiempo. Cuando los leo me da la sensación de que entiendo su conexión: miraban de otra forma, de una forma que muy pocos miraban por aquel entonces. La cabeza de ella, más sosegada que la de él, ambas preclaras y avanzadas. Seguiré con ellos poco a poco.
Un buen análisis de la poética de Lowell se encuentra en este libro. En las páginas 215 y siguientes tenéis el referido Hudson. Y otra referencia se halla aquí, donde se pone como contrapartida El puente, de Crane, al que aún no le he dedicado ninguna entrada, pero llegará.



Feliz cumpleaños, Caroline

(Eins
Zwei
Drei
Zuzammen
Happy birthday dear Caroline
Happy birthday to you)
In Berlin by the wall
You were five foot ten inches tall
It was very nice
Candlelight and Dubonnet on ice

We were in a small cafe
You could hear the guitars play
It was very nice
Oh, honey it was paradise

final de curso


indeseado, pero ¿inútil?

ruido.
(Del lat. rugĭtus).

5. m. Ling. En semiología, interferencia que afecta a un proceso de comunicación.

escribiendo

He venido a pedir
compasión
por el dolor del hombre.
Emilio Rosales

escribir
para curar
en la carne abierta
en el dolor de todos
en esa muerte que mana
en mí y es la de todos
escribir
para ahuyentar la angustia que describe
sus círculos de cóndor
sobre la presa
aunque en el alma no
en el alma
la estimación del tiempo que concluye
y es arriba
algo más que un silencio
con ojos semiabiertos
escribir
como condescendencia y como rebeldía
sin elección
sin pausa
porque se va la luz, las fuerzas
se le acaban
y el ser se va de vuelo
en las garras de un ave
carroñera
escribir
para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra
escribir
para descansar
(escribir que el sol, en invierno, es hermoso)
por no llorar tan dentro
tan a escondidas
escribir
hacia la extenuación
para que se derrame el dolor contenido
desde el inicio del mundo
escribir
para rebelarse
sin provecho
a pesar de la derrota ya prevista
porque no hay rebeldía que no esté justificada
ni violencia que no sea, en el fondo,
inocente,
escribir
con derecho al llanto
escribir para curar
escribir para guarecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable
escribir
como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo
escribir
para reorganizar
escribir
sin hacer concesiones
escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar
escribir
para apuntar al blanco
escribir
con palabras pequeñas
palabras cotidianas
palabras muy concretas
palabrasojo
palabras animales
palabrasbocadegato
áperas por dentro y por fuera
suaves como “tal vez”
palabraslatigazo
como “demasiado” y “tarde”
escribir
para no mentir
para dejar de mentir
con palabras abstractas
para poder decir tan sólo lo que cuenta
decir que a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
y la sábana verde se desdobla
en el espejo del armario
estoy en mí
en el lugar en que acostumbro
a encontrarme
en este aquí hecho de extraña
duración en lo mismo
repitiéndome
la carne dolorida
los huesos lastimados
los nervios, la piel
tirante, amoratada
el pelo encanecido
el grito sólo postergado
y hoy a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
muere un niño
o dos o no sé cuántos
mueren y una anciana dice
sus últimas palabras
o no las dice y muere
y es otra la que habla
pero no habla, dice
apenas dice y muere
sin decir
apenas
nada
y algo se me atraganta
tal vez un alarido
largo como las once horas de esta noche
o tal vez la conciencia
que duerme encendida
como una lumbre la conciencia
de todos los que mueren
como una fogata
un espantoso incendio
que prende en las ventanas
de la ciudad y en el mar no se apaga
una conciencia absurda
una antorchahorizonte
la conciencia de todos los que saben
que se están acabando
en sus huesos de antorcha
hoy, mañana, siempre
escribir
todas las muertes son mi muerte
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento
escribir
¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía
Estamos solas
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder
Somos un pueblo de almas
en rebeldía
¡Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire
el dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío
escribir
para des-esperar
por todos los que están
por todos
los que fueron
los desaparecidos
escribir para cuidar
sus des
apariciones
para alimentarlas
para que no se enturbien
no tan pronto
no tan siempre
pronto
escribir
para desestructurar
para vencer
las estructuras
para contra
decir
lo dicho
para demoler
escribir
para desestimar
para aprender la delgadez del trazo
su vacío
habituarse a él
a su insignificancia
escribir
para insignificar
escribir
inútilmente
para ejercer lo inútil
para abrazar lo inútil
para hacer de la inutilidad un manantial
escritura como sortilegio
- volé esta madrugada
más alto que ninguna otra vez
Cada noche, en la duración de un grito
viene una sombra nueva

Cada noche, en la duración de un grito,
un alma acude a mí.
La acojo.
En el grito.
Ella no dura. Sólo se abre.
Y hay que entrar. Suavizar.
No hay que recordar.
Tan sólo entrar.
Respirando. –
escribir luego
para reforzar
los frágiles puentes
los conductos sutiles
con temor
de que se borren
en el espacio leve
entre lo presentido y lo sentido
Escribir
para desescribir
para desdecir
para reorganizar
las consciencias y
que cada una cumpla
su ceguera
El espacio de las almas
ha de guardarse oculto
En la palabra está el engaño
escribir pues
para confundir
para emborronar
y, luego, volver a escribir
en el orden que conviene
el mundo que hemos aprendido
escribir
como quien cuenta los pasos que da
por no oír el silencio
como quien cuenta pasos – uno, dos -
y se salta el tercero -cuatro, cinco-
para ver si se ha ido
para comprobar
pero no: sigue estando
y ya no dejará de andar
para contar los pasos
hasta caer exhausto
en el silencio enorme que se ensancha
entre sus piernas como un charco
de sangre
escribir
porque el héroe se hace con el miedo
sobre todo su miedo
a partir de su miedo
se hace héroe el héroe
ahuecando el miedo
y llenándolo de acción
para entumecerlo
haciendo tiempo en lo hermoso
haciendo tiempo en lo vivo
yo no soy ningún héroe
yo sólo escribo
para colmar la distancia
entre mi miedo y yo
escribir
“Se pone un abrigo de cuero.”
escribir
“Un hombre joven se levanta del asiento.
Se pone un abrigo de cuero.
Lleva gafas oscuras.
Se vuelve.
Su espalda es ancha.
Se dirige a la puerta.
No sé qué hará mañana.
No le conozco.
Ha cruzado la vía.
El cristal me devuelve mis ojos
y esa tristeza que se mide en mis labios.
El hombre joven tal vez camina hacia una casa.
Tal vez sea su casa.”
escribir
“En mi rostro el paisaje
- atravesándolo -
el paisaje.”
escribir
“Tiene las uñas recortadas.”
escribir
“Se desprende, muy lenta, de una frase,
la desliza en el cuaderno y espera.
Tiene las uñas recortadas
y una blusa de encaje.
Lleva una bolsa de color violeta
en las rodillas.
Cuando respira hace juego
con los versos de Sylvia Plath.
Hay un desfiladero en su mirada
y no termina de cruzarlo.”
escribir
para confundir las palabras
y que las cosas aparezcan
(Campos de limoneros cargados con sus frutos. Y cañizales
separando sembrados. Y vinagreras cubriendo de oro las taludes…)
que las cosas presionen
que un mundo se abra paso
(Es invierno, y ya crecen el trigo y la alfalfa. Aún hay campo entre ciudades y hermosos pueblos y una anciana se sienta en un portal con un rayo de sol en su regazo.
La tierra arada humea bajo el sol y los olivos jóvenes tensan sus cuerpos retorcidos hacia el cielo. Creciendo.
Crecer es ascender.
Crecer es ensancharse.
Crecer es romper límites.
Crecer es invadir…)
que estallen los cristales de mis manos
que abran ojos en las letras
(Hileras de olivos.
Sus sombras paralelas…)
escribir
para rastrear
escribir
para perdonar
para ser perdonado
¿Dónde hallaré al sacerdote,
al mediador, aquel que tenga
conocimiento de los límites
y el poder de traspasarlos?
¿dónde hallaré a aquel
capaz de arder sin consumirse
y, entre los muertos y los vivos,
ecualizar
transformar, ¡bendecir!?
escribir
para hallar la paz
después de haber hablado
con los muertos
escribir
para sellar la paz
para conciliar
en mí
para perdonar en mí
escribir
la culpa misma que golpea y se licúa
en el pecho
y surte y es agua que mana
con fuerza y que nos une
agua que forma
remolino de amor irradiando
todas las culpas son
el mismo sufrimiento
el de existir queriendo
queriendo serlo todo
queriéndolo todo
y todo está en mis manos
en esta encrucijada donde permanecemos
el tiempo suficiente
para sufrirlo todo
en mi interior barrunto el gran estruendo:
todo el dolor del mundo me pesa entre los muslos
abrid los ojos: ¡ved!
es tan terrible vivir
¡quien sobrevive saluda!
morituri somos todos
toda la historia de tu estirpe
está presente y te reclama
como crisol
eres
la mediadora
operas
en ti misma el milagro
de la conciliación
y de repente soportas
el peso del mundo y su dolor
lo bebes todo entero.
Agradecida.
escribir
porque crujen las rodillas
y hay como un sueño
esperando ser soñado
justo detrás del dolor.
- Hoy observé las gaviotas.
He de volar muy alto esta noche.
He de volar sin lastre.
Hasta que amanezca.-
escribir
“otoño”
para recordar cómo
uníamos castañas con palillos de dientes
y surgían princesas y perros y dragones
y mi madre era hermosa
y ¿quién sabe? tal vez
fue feliz, también ella,
ese día.
escribir
para arquear el espinazo de las letras
a imagen del dolor
para trazar las líneas de la vida
líneas que se encogen
líneas retráctiles
como nervios apresados en la carne
como venas quebradizas
venenos infiltrados
en las arterias, líneas
que merodean en torno al corazón
calado por la angustia
y el cansancio
líneas como cables tendidos
entre una vida y otra menos vida
líneas ultracortas
líneas entrecortadas
líneas respiradero
líneas túnel
para desembocar
en el horizonte
recuperar allí
las fuerzas del principio pero
líneas quebradas
presionadas
oprimidas, líneas
de vuelta atrás
combadas sobre el tiempo
que queda
el tiempo que nos queda
termitero o volcán
vaciado por los seres (los insectos, la lava)
que operan desde dentro
líneas
de retroceso
¡si fuesen sólo al sueño!
pero no: más abajo.
escribir
como quien muerde un rayo
con los brazos en cruz
escribir
que sus pulmones se cerraron
como las alas de una
mariposa.
Dejó un rastro de polvo azul
en los dedos de quienes fueron
a tocarla
escribir
como aquel que se fuga de un hospital y arrastra tras de sí
las sondas, el goteo, la máscara de oxígeno y corre
sobre agujas envenenadas
¡Despertad!
¡nadie podrá evitarlo!
sólo es cuestión de tiempo
contad los gritos que dais
en el fondo del agua
¡Contad los gritos!
cada cual con su dolor a solas
el mismo dolor de todos
- Alguien disimula. Sonríe,
devuelvo la sonrisa. Sé
que para él ya oscureció.
También él lo sabe.
Pero se esfuerza. Todos
nos esforzamos.
Gritar es esforzarse.
Gritar es rebelarse. -
escribir
porque alguien olvidó gritar
y hay un espacio en blanco
ahora, que lo habita
escribir
porque es la forma más veloz
que tengo de moverme
escribir
¿y no hacer literatura?

¡y qué más da!
hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.
Escribo
para que el agua envenenada
pueda beberse.
Chantal Maillard