Al lado de su amigo, como no podía ser de otra manera:
Der Archipelagus
Hölderlin conocía
como nadie y amaba como ningún poeta ha amado y comprendía como ningún sabio ha
comprendido a la antigua Hélade. De manera que sabía perfectamente que la
hermosa Grecia nunca había existido, sino que más bien Occidente había
construido el mito griego para que su propio destino viniera de algún lugar y
fuera hacia alguna parte.
Extracto del artículo Perder lo que nunca fue nuestro, de Félix de Azúa.
¿Tornan las grullas de nuevo a tu
lado y enfilan de nuevo
rumbo a tus costas los barcos?
¿Envuelven en calma tu flujo
brisas ansiadas y sube del fondo el
delfín y su lomo
baña al reclamo del sol que le
alumbra con luces no usadas?
¿Jonia florece? ¿Ya es primavera?
[...]
Que sobre las aguas
nade sin miedo y se entrene mi espíritu
al tónico y fuerte
gozo; y eterno mudar, devenir, que
es lenguaje de dioses,
yo al fin comprenda, y si al cabo el
desgarro del tiempo en mi mente
rompe con fuerza y la humana penuria
y el triste extravío
entre mortales mi vida mortal con
violencia estremecen,
deja que al fin yo por siempre en tu
fondo el silencio recuerde.
Principio y final de El
Archipiélago, F. Hölderlin. Traducción de Helena Cortés Gabaudan.
trifling Jane
Bessie Smith (1894-1937) la grabó en 1927, diez años antes de
dejarnos, es decir, con 33. Nos
dejó con 43. Dinah tenía 3 años cuando Bessie la cantaba. Dinah nació en 1924 y murió en 1963,
con 39 años.
Ni la una ni la otra son imaginables hoy en día. Eran otros tiempos, ciertamente. No sé si mejores; probablemente para
la mayoría de la gente que le tocó vivirlos, no. Pero sí es cierto que,
artísticamente hablando, uno añora lo que producen determinadas épocas,
determinados fragores biográficos. Y todo esto sin mentar al tal George
Brooks, que menuda ocurrencia la suya con lo del asesinato pasional y juez...
Trato de imaginar una letra semejante y una orquestación similar trasladada a
nuestros días y me viene a la cabeza lo ramplón o lo kitsch. Así que disfrutemos
de ellas sin necesidad de acabar en los locales nocturnos del Bowery viejo para
abrigarnos del frío invierno neoyorquino. Aunque una, qué queréis que os diga,
yo sí me tomaría.
Judge you
wanna hear my plea
Before you
open up your court
But I don't
want no sympathy
'Cause I'm
done, cut my good man's throat
I caught
him with a trifling Jane
I warned
him 'bout before
I had my
knife and went insane
And the
rest you ought to know
Judge,
Judge, please mister Judge
Send me to
the 'lectric chair
Judge,
Jedge, good Mister Judge
Let me go
away from here
I wanna
take a journey
To the
devil down below
I done
killed my man
I wanna
reap just what I've sowed
Oh Judge,
Judge, Lordy Lordy Judge
Send me to
the 'lectric chair
Judge,
Judge, hear me Judge
Send me to
the 'lectric chair
Judge,
Judge send me there Judge
I love him
so dear
I cut him
with my barlow
I kicked
him in the side
I stood
there laughing over him
While he
wallowed 'round and died
Oh Judge,
Judge, Lordy Judge
Send me to
the 'lectric chair
Judge,
Judge, sweet mister Judge
Send me to
the 'lectric chair
Judge,
Judge, good kind Judge
Burn me
'cause I don't care
I don't
want no good mayor
To go my
bail
I don't
want to spend no
Ninety-nine
years in jail
So Judge,
Judge, good kind Judge
Send me to
the 'lectric chair
Composer
George Brooks
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