metrónomos hasta los 50 compases

Al lado de su amigo, como no podía ser de otra manera:

 

... sí, coño, ¡es lo más difícil!

Imprescindibles - Jaime Gil de Biedma from Miguel Angel on Vimeo.

Der Archipelagus


Hölderlin conocía como nadie y amaba como ningún poeta ha amado y comprendía como ningún sabio ha comprendido a la antigua Hélade. De manera que sabía perfectamente que la hermosa Grecia nunca había existido, sino que más bien Occidente había construido el mito griego para que su propio destino viniera de algún lugar y fuera hacia alguna parte.

Extracto del artículo Perder lo que nunca fue nuestro, de Félix de Azúa.


¿Tornan las grullas de nuevo a tu lado y enfilan de nuevo
rumbo a tus costas los barcos? ¿Envuelven en calma tu flujo
brisas ansiadas y sube del fondo el delfín y su lomo
baña al reclamo del sol que le alumbra con luces no usadas?
¿Jonia florece? ¿Ya es primavera?

[...]

Que sobre las aguas
nade sin miedo y se entrene mi espíritu al tónico y fuerte
gozo; y eterno mudar, devenir, que es lenguaje de dioses,
yo al fin comprenda, y si al cabo el desgarro del tiempo en mi mente
rompe con fuerza y la humana penuria y el triste extravío
entre mortales mi vida mortal con violencia estremecen,
deja que al fin yo por siempre en tu fondo el silencio recuerde.


Principio y final de El Archipiélago, F. Hölderlin. Traducción de Helena Cortés Gabaudan.

trifling Jane

Bessie Smith (1894-1937) la grabó en 1927, diez años antes de dejarnos, es decir, con 33. Nos dejó con 43. Dinah tenía 3 años cuando Bessie la cantaba. Dinah nació en 1924 y murió en 1963, con 39 años.
Ni la una ni la otra son imaginables hoy en día. Eran otros tiempos, ciertamente. No sé si mejores; probablemente para la mayoría de la gente que le tocó vivirlos, no. Pero sí es cierto que, artísticamente hablando, uno añora lo que producen determinadas épocas, determinados fragores biográficos.  Y todo esto sin mentar al tal George Brooks, que menuda ocurrencia la suya con lo del asesinato pasional y juez... Trato de imaginar una letra semejante y una orquestación similar trasladada a nuestros días y me viene a la cabeza lo ramplón o lo kitsch. Así que disfrutemos de ellas sin necesidad de acabar en los locales nocturnos del Bowery viejo para abrigarnos del frío invierno neoyorquino. Aunque una, qué queréis que os diga, yo sí me tomaría.

Judge you wanna hear my plea
Before you open up your court
But I don't want no sympathy
'Cause I'm done, cut my good man's throat

I caught him with a trifling Jane
I warned him 'bout before
I had my knife and went insane
And the rest you ought to know

Judge, Judge, please mister Judge
Send me to the 'lectric chair
Judge, Jedge, good Mister Judge
Let me go away from here

I wanna take a journey
To the devil down below
I done killed my man
I wanna reap just what I've sowed

Oh Judge, Judge, Lordy Lordy Judge
Send me to the 'lectric chair
Judge, Judge, hear me Judge
Send me to the 'lectric chair

Judge, Judge send me there Judge
I love him so dear

I cut him with my barlow
I kicked him in the side
I stood there laughing over him
While he wallowed 'round and died

Oh Judge, Judge, Lordy Judge
Send me to the 'lectric chair
Judge, Judge, sweet mister Judge
Send me to the 'lectric chair

Judge, Judge, good kind Judge
Burn me 'cause I don't care

I don't want no good mayor
To go my bail
I don't want to spend no
Ninety-nine years in jail

So Judge, Judge, good kind Judge
Send me to the 'lectric chair


Composer George Brooks