tomate y aceite, raft y carísimo

Me felicitaron el día de libro vía mensajería telefónica. Es atenta y fina quien lo hizo y me regaló su último descubrimiento, el que aquí sigue. Tela.

RAFT
No quiero llamar aún a este milagro de hoy
vago recuerdo; ni a este resistir, capacidad.
Quiero insistir en este día de enero
bajo este sol despistado que cierra
la jurisprudencia de lo humano.
Agradecer como agradece esa rama
que crece desde el cemento
creando una grieta de vida
donde sólo se esperaba grieta.
La ágil bendición de estar aquí sentado
tomando un café y leyendo a Alice Oswald
después de comprar unos tomates recién cortados.
Y desde aquí aceptar todo lo que venga.
Celebrar el justo descalabro de todas las cortezas.
O recibir el riesgo tranquilo
de volver acompañado a casa,
y compartir estos tomates
con un poco de aceite,
y amanecer así con alguien
que no se arrepienta de nada,
que por la mañana sólo se acuerde
de los tomates gloriosos del día anterior,
del aceite carísimo que uso.
Alejandro Simón Partal