no era esto, joder, no era esto

El título de la entrada lo enuncia Roberto Álamo casi al final de la película, una de las más tristes que servidor haya  visto desde hace tiempo -a los veinte minutos, quizás menos, ya estaba llorando-. En mi caso su aserto lo recojo no sólo por lo que alude el protagonista, sino por la película misma, una hipertrofia que delata que ya no hay manera de volver a aquello original, porque aquello ya no existe ni existirá de nuevo jamás. Aquello pasó. Cuando los cómicos en el sentido primigenio, en el sentido de El viaje a ninguna parte, han cesado su existencia y el relevo está formado por los cómicos de monólogo y cadena de televisión, la emulsión se rompe: no liga.
Como muestra, el botón del origen: Total (1983).