la precuela de Alien

Volví a ver, esta vez en casa, Prometheus. Visualmente imponente, tiene dos temas de clásica maravillosos. De lo demás, pues eso. Fassbender me gusta mucho, sobre todo tratando de parecerse a Peter O´Toole con un toque de parafilia cibernética.







sólo la fiebre y la poesía

Yo siempre he sido un gran defensor de la fiebre. No había encontrado aún a alguien que lo expusiera tan claramente:

SUCIO, MAL VESTIDO

En el camino de los perros mi alma encontró
a mi corazón. Destrozado, pero vivo,
sucio, mal vestido y lleno de amor.
En el camino de los perros, allí donde no quiere ir nadie.
Un camino que sólo recorren los poetas
cuando ya no les queda nada por hacer.
¡Pero yo tenía tantas cosas que hacer todavía!
Y sin embargo allí estaba: haciéndome matar
por las hormigas rojas y también
por las hormigas negras, recorriendo las aldeas
vacías: el espanto que se elevaba
hasta tocar las estrellas.
Un chileno educado en México lo puede soportar todo,
pensaba, pero no era verdad.
Por las noches mi corazón lloraba. El río del ser, decían
unos labios afiebrados que luego descubrí eran los míos,
el río del ser, el río del ser, el éxtasis
que se pliega en la ribera de estas aldeas abandonadas.
Sumulistas y teólogos, adivinadores
y salteadores de caminos emergieron
como realidades acuáticas en medio de una realidad metálica.
Sólo la fiebre y la poesía provocan visiones.
Sólo el amor y la memoria.
No estos caminos ni estas llanuras.
No estos laberintos.
Hasta que por fin mi alma encontró a mi corazón.
Estaba enfermo, es cierto, pero estaba vivo.

Roberto Bolaño

sumulista.
1. m. Profesor de súmulas.
2. m. Estudiante de súmulas.

súmulas Del lat. summŭla, dim. de summa 'suma'.
1. f. pl. Compendio o sumario que contiene los principios elementales de la lógica.

esas cosas se saben:no iba a durar mucho

Al atardecer, de Kavafis, me llega a última hora del día. La primera versión, de José Mª Álvarez; la segunda, de Harold Alvarado Tenorio.

Al atardecer

De cualquier forma aquellas cosas no hubieran durado mucho.
La experiencia
de los años así lo enseña. Mas qué bruscamente
todo cambió.
Corta fue la hermosa vida.
Pero qué poderosos perfumes,
en qué lechos espléndidos caímos,
a qué placeres dimos nuestros cuerpos.
Un eco de aquellos días de placer,
un eco de aquellos días volvió a mí,
las cenizas del fuego de nuestra juventud;
en mis manos cogí de nuevo la carta,
y leí y volví a leer hasta que se desvaneció la luz.
Y melancólicamente salí al balcón -
salí para distraer mis pensamientos mirando
un poco la ciudad que amo,
un poco del bullicio de sus calles y sus tiendas.

Al atardecer

De todas maneras no iba a durar mucho -
la experiencia lo ha demostrado.
Pero el destino llegó y las detuvo.
Sin embargo, qué fuertes fueron los perfumes,
cuán espléndido el lecho donde dimos placer a nuestros cuerpos.
Un eco de mis días de placer,
un eco de aquellos días volvió a mí,
algo del fuego de nuestra juventud:
tomé una carta de nuevo,
y leí y releí hasta que la luz faltó.
Entonces, triste, salí al balcón,
para mudar mis pensamientos, mirando,
por un instante, la ciudad que amo;
por un momento las calles y las tiendas.