el primer suicidio es único

Zanahoria rallada

El primer suicidio es único
Siempre te preguntan si fue un accidente
o un firme propósito de morir.
Te pasan un tubo por la nariz,
con fuerza,
para que duela
y aprendas a no perturbar al prójimo.
Cuando comienzas a explicar que
la-muerte-en-realidad-te parecía-la-única-salida
o que lo haces
para-joder-a-tu-marido-y-a-tu-familia,
ya te han dado la espalda
y están mirando el tubo transparente
por el que desfila tu última cena.
Apuestan si son fideos o arroz chino.
El médico de guardia se muestra intransigente:
es zanahoria rallada.
Asco, dice la enfermera bembona.
Me despacharon furiosos,
porque ninguno ganó la apuesta.
El suero bajó aprisa
y en diez minutos,
ya estaba de vuelta a casa.
No hubo espacio donde llorar,
ni tiempo para sentir frío y temor.
La gente no se ocupa de la muerte por exceso de amor.
Cosas de niños,
dicen,
como si los niños se suicidaran a diario.
Busqué a Hammett en la página precisa:
nunca diré una palabra sobre tu vida
en ningún libro,
si puedo evitarlo.

XII

A Luis Camilo

Me levanto
no me levanto
me detestan
me ligo
atropello a un motociclista con alevosía y premeditación
me entrego al complejo de edipo
deambulo
estudio con sumo cuidado las diferencias entre dirritmia-
psicosis-esquizofrenia-neurosis-depresión-síndrome-pánico-
y me arrecho
quedo sola en la casa cuando todos duermen
compro una revista que cuesta seis dólares
le roban la cartera a mi mejor amiga
me agarran
amo a mi amigo
lo empujo
lo asesino
recuerdo el paraguas de Amsterdam
y la lluvia
Y el gesto airado
me dedico a la bebida para evitar el infarto
mastico la comida cincuenta veces
y me aburro
y me aburro
adelgazo
engordo
adelgazo
me transo
no me transo
me quedo quieta y lloro
alguien me toma en sus brazos
y me dice quieta quieta estoy aquí
dejo de llorar
escucho el viento que sopla cerca del mar solamente cerca del mar
acepto que existan cucarachas voladoras
descubro que todas mis amigas tratadas por psicoanalistas se han vuelto totalmente tristes totalmente bobas
me leen el oráculo chino y me predicen larga vida
Vida de mierda digo
subo al carro
bajo del carro
comprendo de un solo viaje cuánto petróleo hay en un barril
me dicen apaga la luz
la apago
me preguntan ¿ya?
me hago la loca
me acojo a la pacificación
me joden
duermo apoyada en la barra
oigo la voz del español de siempre que se caga en diez
alguien llora otra vez a mi lado
me pegan
me pegan duro
hay luna llena
corro por la carretera que bordea la montaña,
saco la cuenta,
no me sale,
me duele el pecho,
se hace de día,
el rojo gana
rien ne va plus.

LOS PAREDONES DE PRIMAVERA

No enseñaré a mi hijo a trabajar la tierra
ni a oler la espiga
ni a cantar himnos.
Sabrá que no hay arroyos cristalinos
ni agua clara que beber.
Su mundo será de aguaceros infernales
y planicies oscuras.

De gritos y gemidos.
de sequedad en los ojos y la garganta.
de martirizados cuerpos que ya no podrán verlo ni oírlo.
Sabrá que no es bueno oír las voces de quienes exaltan el color del cielo.

Lo llevaré a Hiroshima. A Seveso. A Dachau.
Su piel caerá pedazo a pedazo frente al horror
y escuchará con pena el pájaro que canta,

………………………..la risa de los soldados
………………………..los escuadrones de la muerte
………………………..los paredones en primavera.

Tendrá la memoria que no tuvimos
………………………..y creerá en la violencia
………………………..de los que no creen en nada.

Poca cosa en verdad

No es muy largo lo que debo decirte:
                                                    tiemblo cuando hablo de ello.

                                                    Poca cosa,
                                                                                        en verdad.

Miyó Vestrini

caramelos de limón amargo

De aquí, esto:
El Ángel y los Volcánicos
Con Polvo de Angel, álbum doble editado por Nuevos Medios, producido por Muerte y con el respaldo de La Tripulación, El Angel se reafirma a sí mismo.
Con él, risueña, Ana Curra, teclista por excelencia de la añorada movida madrileña, musa amable de multitud de artistas inquietos, presencia humilde pero mítica de tanta y tanta música. El Angel escribe poesía -Ana Curra aporta el prólogo- y la publica: Los planos de la demolición (El Canto de la Tripulación, colección El Cuervo).
Pero El Angel sigue componiendo después de este trabajo grabado y mezclado en Sevilla, y evalúa el pasado y el presente. Diríase que el futuro quiere escribirlo.
«Comencé con Los Escaparates hace muchos años, pero por las vueltas que da la vida nunca llegué a grabar nada. La idea ha sido hacer un doble que fuera resumen de mi carrera en el aspecto musical y que me liberase para seguir trabajando»- afirma. «En los últimos diez años me he dedicado a superar mis vivencias, como todo el tema de mi adicción a las drogas que, aunque no me ha limitado, me lo ha hecho todo mucho más difícil. Ahora vuelvo a estar bien y siento que vuelvo a empezar».
Tiende a remontar dificultades. Recomponer la banda es uno de sus objetivos inmediatos, ya que las diversas procedencias de sus integrantes dificultan el emprender con continuidad nuevos proyectos.
«Musicalmente, creo que es un disco muy clásico pero también muy espontáneo»- observa Ana Curra. Su colaboración en teclados, voces y arreglos es perceptible, pese a lo expuesto por cierto sector de la crítica. Los dos están satisfechos de los frutos de su colaboración. «Desde que nos conocimos en Sevilla, apreciamos nuestras conexiones musicales. Nos entendemos con una mirada»- indica Ana Curra. Ello contrasta con los ámbitos sombríos recreados en el álbum, duros temas urbanos, soledades y amores extremos, personajes malditos de cuero, noches rojas, adioses y puñales.
«Es que yo no creo que en el pop las cosas sean de colores. Digamos que todas mis raíces son un tanto sombrías. Es también lo que me ha fascinado en algunos artistas pop, como Lou Reed, imágenes y sentimientos personales y muy fuertes. Tal vez yo no descubra nada nuevo, pero es que tampoco creo que la música sea simplemente diversión. Lo que he intentado siempre es ser supersincero. Creo que hay que ser duro cuando hay que serlo. Y supertierno»- afirma El Angel. Su estado de ánimo le pide tranquilidad aunque su simbología remita a su mundo poético. El Angel, guitarra y líder de una banda pop, El Angel poeta. ¿Se producen tensiones entre ambos?
«Para nada. El poeta y el músico son muy amigos. La relación es muy coherente, escribo a mi bola, no tengo condicionantes. Lo que une ambas cosas es que escribo sobre experiencias muy vividas. Pero los tiempos de los agobios ya han pasado», cuenta El Angel.
Al profundizar sobre este trabajo conjunto, puntualiza: «Creo que pertenecemos a una generación que si se caracterizó por algo, fue por jugársela y ahora no encontramos mucha gente como nosotros. También hemos pagado un precio por ello. De quince años para acá, hay mucha gente que falta, y los que hemos quedado estamos... ¿cómo lo diría?».
«Tocaítos», replica Ana Curra, con otra sonrisa.
Apoyo: Renacimiento caliente
La mitología de la noche y de la ciudad, en sus facetas más oscuras, sin embargo, persisten en sus escritos. Temas como La ley de la calle o Sucia canción de amor le retratan con una precisión no libre de distintos ecos amargos.
«Hay que apechugar con el pasado que llevas. Creo que en Madrid se está produciendo una especie de resurgimiento. La calle se está calentando mucho, otra vez, después de dos años vacíos. Estas historias de la gente acaban reflejándose en la música. Yonquis, bandas de punkis, que hace mucho tiempo no se veían, gente más joven...».

Dicen que hay mujeres guerreras bajo el barro
y que puedes encontrarlas entre las cenizas, cuando menos te lo esperas
en los despachos, burdeles y palacios, las princesitas lamen despacio
sus pequeños caramelos de limón amargo y sonríen, es su trabajo.
 
Las más audaces ruedan por espeluznantes callejuelas,
incendiando el helado crepúsculo.
 
Las más audaces ruedan por
espeluznantes callejuelas
 
¿Sabes?, creo que podría deafiar al cielo esta noche
y podría sentarme plácidamente a contemplar
como termina el espectáculo soñado
con una cerveza fría en la mano
con una sonrisa en los labios
 
En el vertedero de mi alma anidan los halcones en invierno,
ven a verlos caer en picado
 
En el vertedero de mi alma anidan los halcones en invierno, ¡Ven a verlos!
 
Dicen que hay mujeres guerreras bajo el barro
y caballos árabes agonizando en la tormenta
 
¿Podríamos olvidar el infierno por un momento y ser lo que somos, sin perdernos?
¡Sin perdernos!
Uno tras otro los charlatanes se agachan abriendo sus culos enfermos, pálidos y cadavéricos.
Mañana nadie se acordará de ellos
Mañana nadie se acordará de nada
y nadie vendrá a recoger a los invitados más pequeños
mis amigos me habréis perdonado y os largaréis tras la última canción canalla
con una silenciosa mirada, con un gesto cómplice, con una caricia, me despediré
La música seguirá sonando
 
Algunos me daréis un beso.

rust, my dear friend, rust

STILL LIFE WITH A BALLOON

Returning memories?
No, at the time of death
I’d like to see lost objects
return instead

Avalanches of gloves,
coats, suitcases, umbrellas -
come, and I’ll say at last:
What good’s all this?

Safety pins, two odd combs,
a paper rose, a knife,
some string-come, and I’ll say
at last: I haven’t missed you.

Please turn up, key, come out,
wherever you’ve been hiding,
in time for me to say:
You’ve gotten rusty, my friend!

Downpours of affidavits,
permits and questionnaires,
rain down and I will say:
I see the sun behind you.

My watch, dropped in a river,
bob up and let me seize you-
then, face to face, I’ll say:
Your so-called time is up. 

And lastly, toy balloon
once kidnapped by the wind-
come home, and I will say:
There are no children here.

Fly out the open window
and into the wide world;
let someone else shout “Look!”
and I will cry.

Wistawa Szymborska, translated by Stanislaw Baranczak and Clare Cavanagh.

Still Life with Toy Balloon


Instead of the return of memories
at the hour of death
I order up the return
of lost objects.

Through the windows, the doors - umbrellas,
a suitcase, gloves, a coat,
so I can say:
What use is all that to me?

Safety pins, this comb or that,
a paper rose, a string, a knife,
so I can say:
I have no regrets about anything.

Wherever you may be, key,
try to arrive on time,
so I can say:
It’s all rust, my dear friend, rust.

A cloud of certificates will descend,
of passes and questionnaires,
so I can say:
The sun is setting.

O watch, swim out of the river,
let me take you in my hand,
so I can say:
Don’t still pretend to indicate the hour.

The toy balloon torn loose by the wind
will also reappear,
so I can say:
There are no children here.

Fly off through the open window,
fly off into the wide world,
let someone cry out: Oh!
so I can weep.

Translated from the Polish by Magnus Y. Krynski and Robert A. Maguire


Naturaleza muerta con globo.

En lugar de que vuelvan los recuerdos
en el instante de la muerte
solicito el regreso
de las cosas perdidas.

Por las puertas y ventanas: los paraguas,
la maleta, los guantes, el abrigo,
para poder decir:
qué me importa todo eso.

Alfileres, este peine, aquél,
la rosa de papel, la cuerda, el cuchillo,
para poder decir:
nada de eso echo de menos.

Dondequiera que estés, llave,
trata de llegar a tiempo,
para poder decir:
la herrumbre, querida, la herrumbre.

Descenderá una nube de constancias,
de pases, de expedientes,
para poder decir:
el sol se pone.

Reloj, fluye desde el río,
deja que te tome en mi mano,
para poder decir:
finges la hora.

Aparecerá también el globo
secuestrado por el viento,
para poder decir:
aquí no hay niños.

Vuela por la ventana abierta,
vuela por el amplio mundo,
que alguien exclame: ¡Ay!
para poder llorar.

Wislawa Szymborska.

La naturaleza muerta que sigue es del francés Simon Renard de Saint Andre del XVII.