3 a.m.

Le conté la angustia existencial que me produce la noche del sábado común conforme avanza a su domingo vecino, abisal y vacuo. Y me regaló esto que sigue. De esos regalos, digamos, de delicada digestión. No diré que no me avisó.
Mucho mejor cualquier otro día, incluidos los viernes.

La fiebre de un sábado azul 
y un domingo sin tristezas. 
Esquivas a tu corazón 
y destrozas tu cabeza, 
y en tu voz, sólo un pálido adiós 
y el reloj en tu puño marcó las tres. 
El sueño de un sol y de un mar 
y una vida peligrosa 
cambiando lo amargo por miel 
y la gris ciudad por rosas 
te hace bien, tanto como hace mal 
te hace odiar, tanto como querer y más. 
Cambiaste de tiempo y de amor 
y de música y de ideas 
Cambiaste de sexo y de Dios 
de color y de fronteras 
pero en sí, nada más cambiarás 
y un sensual abandono vendrá y el fin. 
Y llevas el caño a tu sien 
apretando bien las muelas 
y cierras los ojos y ves 
todo el mar en primavera 
bang, bang, bang 
hojas muertas que caen, 
siempre igual, 
los que no pueden más 
se van.


adorada Dinah

Más sencillo, imposible. Más difícil, ídem.

You made me leave my happy home
You took my love and now you're gone
Since I fell for you

Love brings such misery and pain
I guess I'll never be the same
Since I fell for you

It's so bad, it's so sad
I'm in love with you
You love me, then you snub me
But what can I do
I'm still in love with you

I guess I'll never see the light
I get the blues 'bout every night
Since I fell for you
Since I fell for you

form Two for the road to 105 40th street

Preparándome para entrar en la catedral. Será el lunes, en pantalla grande y v.o.s. Mientras tanto, en la preparación, disfrutando de los monstruos:
Albert Finney

gloria bendita



Que nació en Madrid un día como hoy hace mucho, cien menos uno.

Autobiografía

Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.

Gloria Fuertes

el lujo y los secundarios

Desde que comencé a ver la primera temporada de The americans hasta ahora, a poca gente le he hablado de esta serie.
Desde que comencé a ver la primera temporada de The americans hasta ahora, creo que sólo ahora tengo el entendimiento del lugar desde el que se aborda cinematográficamente esta creación.
A menudo sucede que nuestra atención no se halla en plenitud, que el ruido es mucho, que el ánimo de pasatiempo es permanente.
He acabado la cuarta temporada, la última que se ha rodado. Ahora me entiendo a mí mismo en el hecho de no contarle a casi nadie mi descubrimiento.
Hablé de secundarios. Mis dilectos:

Costa Ronin (Oleg Burov): “I took my grandma to set, that was a great experience, because [she] is so removed from the entertainment industry. When [she] was there, she met Lev Gorn, who [plays] Arkady, and he was already in his costume, in his suit...





pueblos

A veces las canciones de Serrat me producen incredulidad. Yo tenía menos de trece y vivía en un pueblo.Tuve muy buenos maestros, no sólo en aquel colegio público en plena transición.
A veces, muchas.








Colgado de un barranco 
duerme mi pueblo blanco 
bajo un cielo que, a fuerza 
de no ver nunca el mar, 
se olvidó de llorar. 
Por sus callejas de polvo y piedra 
por no pasar, ni pasó la guerra. 
Sólo el olvido 
camina lento bordeando la cañada 
donde no crece una flor 
ni trashuma un pastor. 

El sacristán ha visto 
hacerse viejo al cura. 
El cura ha visto al cabo 
y el cabo al sacristán. 
Y mi pueblo después 
vio morir a los tres... 
Y me pregunto por qué nacerá gente 
si nacer o morir es indiferente. 

De la siega a la siembra 
se vive en la taberna. 
Las comadres murmuran 
su historia en el umbral 
de sus casas de cal. 
Y las muchachas hacen bolillos 
buscando, ocultas tras los visillos, 
a ese hombre joven 
que, noche a noche, forjaron en su mente. 
Fuerte para ser su señor. 
Tierno para el amor. 

Ellas sueñan con él, 
y él con irse muy lejos 
de su pueblo. Y los viejos 
sueñan morirse en paz, 
y morir por morir, 
quieren morirse al sol. 
La boca abierta al calor, como lagartos. 
Medio ocultos tras un sombrero de esparto. 

Escapad gente tierna, 
que esta tierra está enferma, 
y no esperes mañana 
lo que no se os dio ayer, 
que no hay nada que hacer. 
Toma tu mula, tu hembra y tu arreo. 
Sigue el camino del pueblo hebreo 
y busca otra luna. 
Tal vez mañana sonría la fortuna. 
Y si te toca llorar 
es mejor frente al mar. 

Si yo pudiera unirme 
a un vuelo de palomas, 
y atravesando lomas 
dejar mi pueblo atrás, 
os juro por lo que fui 
que me iría de aquí... 
Pero los muertos están en cautiverio 
y no nos dejan salir del cementerio.

el pulpejo

topónimo
Del gr. τόπος tópos 'lugar' y -ónimo.
1. m. Ling. Nombre propio de lugar.

noctívago, ga
Del lat. noctivăgus.
1. adj. poét. noctámbulo. Apl. a pers., u. t. c. s.

noctámbulo, la
Del lat. nox, noctis 'noche' y ambulāre 'andar1', según el modelo de funambŭlus 'funámbulo'.
1. adj. Que anda vagando durante la noche.

funámbulo, la
Del lat. funambŭlus, de funis 'cuerda' y ambulāre 'andar1'.
1. m. y f. Acróbata que realiza ejercicios sobre la cuerda floja o el alambre.
2. m. y f. Persona que sabe actuar con habilidad, especialmente en la vida social y política.

funambulista
1. m. y f. funámbulo (acróbata que realiza ejercicios).

Martha and her delusion

Reconforta no ser el único:
Por dejar algunas miguitas. Me quedan cinco capítulos por ver y tengo una anticipación de añoranza. Y asombro, mucho, por ver tanto talento circulando por los arcenes de las grandes autopistas, gracias a dios.
Otro día abordaré el mundo de sus secundarios. Qué es un secundario. Dibujo a mano alzada del secundario. Puntos suspensivos.
Martha my dear, Martha my love. Pues aquí os dejo a Martha, con su dibujo a cejas alzadas. Y a Gabriel y Celia: lo que procura la edad.


The Americans











cuando la CCCP y el inefable Reagan

Emilio lo tiene claro. Yo también: voy mediada la cuarta.

¿Qué es The Americans? Yo diría simplemente que es una serie de intriga como Dios manda, prácticamente ejemplar.

The Americans es pues una de las series más «cinematográficas» de los últimos años, en el sentido de que se permite renunciar a ciertas licencias que muchas otros programas de ficción consideran irrenunciables. Esto, quizá, ha hecho que muchos espectadores la abandonen, acostumbrados como están a que las series de televisión se desvivan por captar su perezosa atención con constantes fuegos de artificio, pero también ha ayudado a que resulte fascinante de contemplar para quienes no necesiten de esos artificios, como si estuviesen viendo un clásico hollywoodiense de espías pero dividido en temporadas de trece episodios. La ambientación, el ritmo y los fantásticos diálogos —elaborados con una invisible y poco pretenciosa pero cuidadosa elaboración— dan forma a una obra de primer nivel, que francamente nadie que ame el buen cine debería perderse.



Pablo y el decoro

Superlativo, primoroso, con un in crescendo arrebatador y un final wagneriano. Placer.

Un grupo de trajeados caballeros —y un disidente en chándal— se reunía alrededor de la mesa de una cafetería para hablar de pollas grandes y su relación con la tonadilla pop. El señor Marrón afirmaba ante sus contertulios que el «Like a Virgin» de Madonna era una oda a los penes descomunales, o el relato de como una chica se topaba con un amante que compartía herencia genética con los caballos y acababa evocando una juventud donde tenía los interiores más estrechos. Aquel señor Marrón y el recuento de pitos («Dick, dick, dick, dick, dick, dick. How many dicks is that? A lot») que arrastraba su verborrea era la presentación en sociedad de un desconocido Quentin Tarantino con una Reservoir Dogs donde ejercía de actor, guionista y director. Y aquel diálogo inicial atrapaba firmemente al público con el truco de reinventar de manera divertida el significado de un elemento pop universalmente famoso. La del señor Marrón era una lectura simpática pero fantasiosa, porque Billy Steinberg y Tom Kelly, letristas originales de «Like a Virgin», lo que pretendían era hablar sobre una relación amorosa tan emocionalmente profunda como para hacer sentir al implicado que era algo novedoso. Madonna agarró a Tarantino en una fiesta y le regaló el álbum Erotica con un mensaje escrito a mano en su portada: «Quentin, trata sobre el amor, no sobre pollas».

Sigue aquí.