Que el mundo está lleno de paradojas, no vengo
yo a descubrirlo ahora. Hace unos días le decía a un amigo que en la observación
de esas paradojas está la apreciación de las claves que rigen este disparate en
el que vivimos. Una afirmación un tanto grandilocuente, pero valga la idea. Hoy
me ocupa una relacionada con la poesía; luego, cada uno que haga sus analogías.
Hace unas semanas compré Días únicos, una antología de Boris Pasternak editada por Visor. Mi experiencia a la hora de
encontrar ediciones bilingües -que son las que por norma busco, principalmente
si el original está en francés, inglés, italiano o alguna lengua "afín"-
es frustrante. El poema que hoy traigo es este que sigue:
Días Únicos
De los inviernos pasados, los días
primeros de sol, los recuerdo:
eran irrepetibles y de nuevo
y sin final se repetían.
Poco a poco, en el curso de los años
fue completándose la serie
de esos días únicos, cuando
nos parece que el tiempo se detiene.
Yo los recuerdo todos: el invierno
llega a la mitad, y se empapan
los caminos, chorrean las terrazas,
y el sol se calienta en un témpano.
Como si fuera un sueño, los amantes
van más aprisa el uno al otro,
y del calor en lo alto de los árboles
sudan los nidos de los tordos.
Y las saetas se aquietan, sin ánimo,
adormiladas sobre el disco,
y el día dura tanto como el siglo,
y no se acaba el abrazo.
(1959) Traducción de José Mateo y Xenia Dyakonova.
De los inviernos pasados, los días
primeros de sol, los recuerdo:
eran irrepetibles y de nuevo
y sin final se repetían.
Poco a poco, en el curso de los años
fue completándose la serie
de esos días únicos, cuando
nos parece que el tiempo se detiene.
Yo los recuerdo todos: el invierno
llega a la mitad, y se empapan
los caminos, chorrean las terrazas,
y el sol se calienta en un témpano.
Como si fuera un sueño, los amantes
van más aprisa el uno al otro,
y del calor en lo alto de los árboles
sudan los nidos de los tordos.
Y las saetas se aquietan, sin ánimo,
adormiladas sobre el disco,
y el día dura tanto como el siglo,
y no se acaba el abrazo.
(1959) Traducción de José Mateo y Xenia Dyakonova.
En la página derecha aparece el poema traducido;
en la izquierda, el original:
Единственные дни
На протяженье многих зим
Я помню дни солнцеворота,
И каждый был неповторим
И повторялся вновь без счета.
И целая их череда
Составилась мало-помалу -
Тех дней единственных, когда
Нам кажется, что время стало.
Я помню их наперечет:
Зима подходит к середине,
Дороги мокнут, с крыш течет
И солнце греется на льдине.
И любящие, как во сне,
Друг к другу тянутся поспешней,
И на деревьях в вышине
Потеют от тепла скворешни.
И полусонным стрелкам лень
Ворочаться на циферблате,
И дольше века длится день,
И не кончается объятье.
На протяженье многих зим
Я помню дни солнцеворота,
И каждый был неповторим
И повторялся вновь без счета.
И целая их череда
Составилась мало-помалу -
Тех дней единственных, когда
Нам кажется, что время стало.
Я помню их наперечет:
Зима подходит к середине,
Дороги мокнут, с крыш течет
И солнце греется на льдине.
И любящие, как во сне,
Друг к другу тянутся поспешней,
И на деревьях в вышине
Потеют от тепла скворешни.
И полусонным стрелкам лень
Ворочаться на циферблате,
И дольше века длится день,
И не кончается объятье.
Es bello el alfabeto, eso sí. Desconozco cuánta
gente domina el ruso en los países de habla hispana, pero me da que mucha no.
Paradojas, como apuntaba antes.
La vida de Boris
parece sacada de una película de las que los estadounidenses facturaban durante
la guerra fría, sólo que su biografía es real, no intencionada ni capciosa. El
poema que hoy pongo está escrito un año
antes de su muerte, de la cual muy probablemente él era consciente por el tono
del escrito. Y la viñeta que sigue corresponde al momento en el que le conceden
el premio Nobel, con el consiguiente dislate que sucedió.
Ya digo que su
biografía fue de aúpa, llena de esas paradojas de las que al principio hablaba. En la red se puede encontrar fácilmente; a mí me gusta imaginar su amor manuscrito y sublimado con Marina, su dacha entre la nieve, sus pómulos sobresalientes sobre sus mejillas hundidas, sus labios salvajes, su mirada profunda, fría y caliente a la vez, sus manos robustas, a su padre pintándolo en hermosos cuadros, su Doctor Z. viajando de acá para allá sorteando trabas... Y salvarlo en mi memoria en un hornacina rodeada de nieve y hielo de toda la cohorte comunista e imbécil que le tocó vivir, por enésima vez, a alguien lúcido como él.
Algunos apuntes biográficos, enlazados con otro grande, esta vez del mundo cartoon del otro lado del telón: Bill Mauldin.
Pasternak,
through his life, generally managed to keep on the right side of the Communist
regime in the Soviet Union, but even this was tested a bit when he received the
Novel Prize for Literature in 1958.
At
first, he was happy. On October 25, 1958 he sent the following telegram to the
Academy:
"Immensely
thankful, touched, proud, astonished, abashed."
However,
on Ocotber 29, he sent a follow-up telegram:
"Considering
the meaning this award has been given in the society to which I belong, I must
refuse it. Please do not take offense at my voluntary rejection."
Meanwhile, Bill
Mauldin produced a political cartoon -
October 30, 1958- which won the 1959 Pulitzer Prize for Editorial
Cartooning. The cartoon depicts
Pasternak and another GULAG inmate, splitting trees in the snow. The
caption reads, "I won the Nobel Prize for literature. What was your crime?"