antithetikós

Más de dos años han pasado desde la última vez que abordé a Luis Alberto aquí. Demasiado. Dos años que se nos han tragado, o ellos a nosotros, en una digestión pesada y que aún está por ver cómo se metaboliza.

Hoy serán tres. Que en los dos primeros presente una visión antitética de la infancia que perfectamente explicado en el tercero


Volveremos a vernos

Volveremos a vernos donde siempre es de día
y los feos son guapos y eternamente jóvenes,
donde los poderosos no abusan de los débiles
y cuelgan de los árboles juguetes y tebeos.

En ese hogar de luz que no hiere los ojos
volveremos tú y yo a decirnos bobadas
cogidos de la mano, viendo morir las olas
sin agobios ni prisas, donde el sol no se pone.

Y viviré en tus labios el amor que la Tierra
sintiera por el Cielo cuando el mundo era un niño,
y el tiempo dejará de salmodiar su lúgubre
canción de despedida mientras nos abrazamos.

Todos fuimos pequeños

Todo el mundo, tú y tú,
no importa que envenes
pozos o que conviertas
gozo en melancolía
con tu siniestra magia;
todos, incluso tú
que sólo te diviertes
con el dolor ajeno,
tú que sonríes cuando
anuncian un desastre
o sueñas en la cama
repugnantes traiciones;
todos (tú también, monstruo
que surges de la sombra
y salpicas de sangre
las oscuras callejas)
fuisteis niños un día.
Piensa en tu infancia ahora.
En el llanto nocturno
que precedía al sueño,
en aquel desamparo
de enfrentarte a la muerte
siempre que te acostabas
al borde del abismo
que era tu cuarto entonces,
dominio del Diablo.
En las sórdidas aulas
del colegio, sembradas
de crueldad doméstica,
torpemente regidas
por mediocres psicópatas
expertos en maldades.
En el jardín ruidoso
donde el juego reinaba
con su ilusoria dicha,
con su mezcla infernal
de prestigio y espanto.
Todo el mundo vivió
aquel horror primero
que algunos inconscientes
se obstinan en seguir
llamando paraíso.

JEKYLL Y HYDE

Pero, ¿por qué no voy a ser
al mismo tiempo sueño y vida,
ser el médico y ser la herida,
Luis de Granada y Baudelaire?

¿Por qué te avergüenzas de mí
cuando me vuelvo Don Quijote?
¿Por qué no quieres que se note
cuando me ataca el frenesí?

La locura no me divierte,
pero es peor aún el tedio.
Seré, si tú no hallas remedio,
Jekyll y Hyde hasta la muerte.