de rayuelas y pastillas

La niña que jugaba a la rayuela


La niña que jugaba a la rayuela
y a escapar de las olas en la playa
creció esperando siempre algún prodigio
un viaje imprevisto a cualquier parte.


En el cristal del día fue la luz
la que hurtaba sus horas mas felices
y la noche y sus ruidos no trajeron
sino tedio cansancio y mal de amor.


Ella que perseguía el alborozo
se vio acosada por los años feos
y un día tuvo miedo de la vida
al contemplar su ayer en retirada.


¿Y el amor? Ahora ve a su compañero
iluminado por la luna que huye.
Sí: le quiere. El suyo es asimiento
que no conoce tiempo ni fatiga.


LOS MOTIVOS AUTÉNTICOS DEL CASO

Una noche cualquiera del pasado verano
quiso aquel hombre terminar con todo
y después de la cena
se bebió mas de un litro de café
para empujarse todas las pastillas
de cuatro o cinco frascos de un somnífero
con lo que normalmente se durmió
y llegó hasta la muerte sin sentirla.

Sólo ciertos rumores intentaron
dar una explicación a tal suceso:
se aseguró que estaba enfermo grave
que una prima segunda le había amenazado
con contárselo todo a su marido
que los negocios no marchaban bien
que sufría de insomnio
o que su amante no le hacía caso.

Pero en realidad
las cosas eran mucho mas sencillas:
ocurrió que fue siempre un solitario
ocurrió que la vida dejó de interesarle
ocurrió que esa noche hizo un calor de ahogo
ocurrió que era muy inteligente.

José Agustín Goytisolo