lonestar

Lonestar where are you out tonight?
This feeling I'm trying to fight
It's dark and I think that I would
Give anything
For you to shine down on me

How far you are I just don't know
The distance I'm willing to go
I pick up a stone that I cast to the sky
Hoping for some kind of sign


como cerveza

Aire libre

Si algo me gusta, es vivir.
Ver mi cuerpo en la calle,
hablar contigo como un camarada,
mirar escaparates
y, sobre todo, sonreír de lejos
a los árboles...

También me gustan los camiones grises
y muchísimo más los elefantes.
Besar tus pechos,
echarme en tu regazo y despeinarte,
tragar agua de mar como cerveza
amarga, espumeante.

Todo lo que sea salir
de casa, estornudar de tarde en tarde,
escupir contra el cielo de los tundras
y las medallas de los similares,
salir
de esta espaciosa y triste cárcel,
aligerar los ríos y los soles,
salir, salir al aire libre, al aire.

Blas de Otero

de noche o a la luz del mediodía

Y si uno quisiera quedarse sólo con la memoria; si hiciese una sublimación del recuerdo de forma sistemática, meticulosa, ese recuerdo que ensalza lo añorado y suprime lo indeseado. Si así fuese sería reconfortante tener a Kavafis al lado, él, que hizo de esa estratagema, más que un recuso estilístico, un leitmotiv vital. En poesía, en casi nada, pero muy acusado en poesía, un servidor no cree que el poeta pueda separar el recurso literario de su caminar vital.

Voluptuosidad (1917)

La delicia y el perfume de mi vida
es la memoria de esas horas
en que encontré y retuve el placer
tal como lo deseaba.
Delicias y perfumes de mi vida,
para mí que odié
los goces y los amores rutinarios.

En otra versión:

Delicia y perfume de mi vida, la memoria de las horas
en que hallé y retuve el placer como anhelaba.
Delicia y perfume de mi vida, para mí, que maldije
de cada placer de amores rutinarios.

Cuando despierten (1916)

Intenta guardarlas, poeta,
por pocas que sean las que puedan detenerse,
las visiones de tus amoríos.
Ponlas a escondidas en tus frases.
Intenta, poeta, retenerlas
cuando despierten en tu cabeza
de noche o a la luz del mediodía.

Grises

Mirando un ópalo casi gris
recordé unos hermosos ojos grises
que había visto hará unos veinte años...
Nos amamos un mes.
Marchó después a Esmirna, creo,
a trabajar allí y no nos vimos más.
Se habrán empañado -si vive- aquellos ojos;
ajado estará aquel rostro hermoso...
Guárdalos tú, memoria mía, como eran.
Y cuanto de mi amor puedas, memoria,
cuanto puedas, tráemelo de nuevo 
esta noche.

Versión de Pedro Bádenas de la Peña. Del resto, desconozco los traductores.