El
problema es que escribía en polaco. Así que dejo una traducción en inglés y dos
en español. Les confieso que me produce cierta desesperación ir a tientas con
un poema de cuya traducción no me fío y cuyo lenguaje original desconozco completamente.
Cambiando
de tema, cómo me gusta ver sus fotos. Me da placer verla. Hoy dejo una que
me encanta. Quiero pensar que en algún lugar hay un ser equivalente y que lo
descubriré.
The Onion
The onion, now that’s something else.
Its innards don’t exist.
Nothing but pure onionhood
fills this devout onionist.
Oniony on the inside,
onionesque it appears.
It follows its own daimonion
without our human tears.
Our skin is just a coverup
for the land where none dare go,
an internal inferno,
the anathema of anatomy.
In an onion there’s only onion
from its top to its toe,
onionymous monomania,
unanimous omninudity.
At peace, of a peace,
internally at rest.
Inside it, there’s a smaller one
of undiminished worth.
The second holds a third one
the third contains a fourth.
A centripetal fugue.
Polyphony compressed.
Nature’s rotundest tummy
its greatest success story,
the onion drapes itself in its
own aureoles of glory.
We hold veins, nerves, and fat,
secretions’ secret sections.
Not for us such idiotic
onionoid perfections.
Translated by Stanislaw Baranczak and
Clare Cavanagh
CEBOLLA
La cebolla es otra historia.
No tiene entrañas la cebolla.
Es cebolla cebolla de verdad,
hasta el colmo de la cebollosidad.
Por fuera cebolluda,
cebollina hasta la médula,
podría escrutar su interior
la cebolla sin temor.
No tiene entrañas la cebolla.
Es cebolla cebolla de verdad,
hasta el colmo de la cebollosidad.
Por fuera cebolluda,
cebollina hasta la médula,
podría escrutar su interior
la cebolla sin temor.
En nosotros extranjería y salvajismo
apenas cubiertos por la piel,
el infierno de la medicina interna,
anatomía violenta,
y en la cebolla, cebolla
y no sinuosos intestinos.
Reiteradamente desnuda
y hasta el fondo así por el estilo.
apenas cubiertos por la piel,
el infierno de la medicina interna,
anatomía violenta,
y en la cebolla, cebolla
y no sinuosos intestinos.
Reiteradamente desnuda
y hasta el fondo así por el estilo.
Ser no contradictorio la cebolla,
logrado ente la cebolla.
En una, simplemente otra,
la mayor una menor contiene
y la siguiente a la siguiente,
y así la tercera y la cuarta.
Fuga centrípeta.
Eco concertado en coro.
logrado ente la cebolla.
En una, simplemente otra,
la mayor una menor contiene
y la siguiente a la siguiente,
y así la tercera y la cuarta.
Fuga centrípeta.
Eco concertado en coro.
Lo de la cebolla, eso sí lo entiendo,
el vientre más bello del mundo:
se envuelve a sí mismo en aureolas
para su propia gloria.
En nosotros: grasas, nervios, venas,
secreciones y secretos.
Y se nos ha denegado
la idiotez de lo perfecto.
el vientre más bello del mundo:
se envuelve a sí mismo en aureolas
para su propia gloria.
En nosotros: grasas, nervios, venas,
secreciones y secretos.
Y se nos ha denegado
la idiotez de lo perfecto.
La cebolla es diferente.
De
vísceras, es carencia.
Es
cebolla hasta la médula,
a
la cebollil potencia.
Cebolluda
hasta el meollo,
acebollada
por fuera,
puede
calar sus adentros
con
mirada certera.
Nosotros,
salvajez y barbarie
envueltas
en fina piel,
el
infierno de lo interno,
y
anatomía ardiente.
Pero
en la cebolla hay sólo cebolla,
ni
intestinos hay ni hiel.
Múltiples
veces desnuda,
nunca
jamás diferente.
Es
un ente coherente,
es
una obra maestra.
Una
y luego otra dentro,
grande
a pequeña abarca,
y
pequeña es la grande de otra,
que
será tercera o cuarta.
Una
fuga hacia el centro.
Eco
de batuta diestra.
La
cebolla tiene esencia.
Su
vientre es una beldad,
que
sólo nimbos reviste,
y
es su mayor cualidad.
Nosotros:
grasa, nervios, venas,
más
mucosa y secreción.
Y
nos ha sido vedada
su
muy idiota perfección.
Wislawa
Szymborska