ampliando los cuarteles

De aquellos cuarteles de invierno, estos:

LA CULPA ES DE UNO

Quizá fue una hecatombe de esperanzas
un derrumbe de algún modo previsto
ah pero mi tristeza sólo tuvo un sentido.

Todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto me vieron.

Hasta aquí había hecho y rehecho
        mis trayectos contigo
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad
pero vos encontraste la manera
        una manera tierna
        y a la vez implacable
        de desahuciar mi amor.

Con un solo pronóstico lo quitaste
de los suburbios de tu vida posible
lo envolviste en nostalgias
lo cargaste por cuadras y cuadras
y despacito
sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahí nomás lo dejaste
a solas con su suerte
        que no es mucha.

Creo que tenés razón
la culpa es de uno cuando no enamora
        y no de los pretextos
        ni del tiempo.

Hace mucho         muchísimo
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo

y fue implacable como vos
        mas no fue tierno

ahora estoy solo
francamente
                        solo.

Siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado

antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno

con los ojos bien secos
por si acaso

miro cómo te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.


Benedetti, don Mario.

de la química a la miniatura

miniar

Del it. miniare, y este del lat. miniāre 'pintar o embadurnar con minio', der. de minium 'minio'.
Conjug. c. anunciar.
1. tr. Ilustrar con miniaturas.
2. tr. Esp. Tratar con minio.
minio
Del lat. minium, voz de or. hisp.
1. m. Óxido de plomo en forma de polvode color rojo algo
anaranjadoque se emplea como pintura antioxidante.

modo de volar

Dentro de su serie Disparates, y aún como dibujo preparatorio. Aquí se puede ver con un detalle que hiere.
Primer cuarto del XIX. Poco después abandona España. Y poco después muere. Ochenta y dos años contemplaban al animal.
El disparate era él, don Francisco. 



la carne mínima del mundo

Luna y panorama de los insectos
(El poeta pide ayuda a la Virgen)

Pido a la divina Madre de Dios,
Reina celeste de todo lo criado
me dé la pura luz de los animalitos
que tienen una sola letra en su vocabulario.
Animales sin alma. Simples formas.
Lejos de la despreciable sabiduría del gato.
Lejos de la profundidad ficticia de los búhos.
Lejos de la escultórica sapiencia del caballo.
Criaturas que aman sin ojos,
con un solo sentido de infinito ondulado,
y que se agrupan en grandes montones
para ser comidas por los pájaros.
Pido la sola dimensión
que tienen los pequeños animales planos,
para narrar cosas cubiertas de tierra
bajo la dura inocencia del zapato.
No hay quien llore porque comprenda
el millón de muertecitas que tiene el mercado.
Esa muchedumbre china de las cebollas decapitadas
y ese gran sol amarillo de viejos peces aplastados.
Tú, Madre siempre terrible. Ballena de todos los cielos.
Tú, Madre siempre bromista. Vecina del perejil prestado.
Sabes que yo comprendo la carne mínima del mundo
para poder expresarlo.

F. G. L.

Aquí está en el libro, que me gusta mucho más.

testigos de este encierro

Si no fuera por la voz nasal e impostada del cantante, sería de mis grupos preferidos. Son elegantes. Sus letras, crípticas, se dejan abordar, al menos interpretar, aunque se corra el riesgo de acabar en una calle que sea otra bien distinta. Pero, ¿y qué?, si eso es escribir, si eso es leer. Esta que traigo hoy me parece soberbia.

Empecé a preparar esta entrada en invierno. Ya es primavera. Una primavera sin par. El día está cubierto y con una luz cegadora. Cuchillo y presa.

Una caja de recuerdos
Y fiestas de guardar

Media vida en cada intento
Y la otra media en pinzas de metal
Ya es un clásico
Seguir la zanahoria con tu aliento aquí detrás
Un desorden milimétrico

Me acerca hasta el lugar

Lleva a cabo mi propósito
De ser cuchillo y presa a la par
No es tan trágico
Jugar con la distancia y heredar su soledad
Cuarteles de Invierno

Rompiendo su silencio

Muñecas de hielo
Testigos de este encierro
Fue tan largo el duelo que al final
Casi lo confundo con mi hogar
Botiquines para amnésicos

Leyendas de ultramar

Soldaditos pre-soviéticos
Firmé mi Guerra y Paz particular
Hay un misterio
De mapas que no llevan al tesoro
Ni a epicentros
A punto de estallar
Son las leyes de la física
Y el tiempo no se pone en mi lugar
Ya es un clásico
Perdí el salvoconducto y ahora espero al emisario
Que nunca llegará
Cuarteles de Invierno

Rompiendo su silencio

Muñecas de hielo
Testigos de este encierro
Fue tan largo el duelo que al final
Casi lo confundo con mi hogar
Por mucho que vuelvo

No encuentro mis recuerdos

Los busco, los sueño
Lo propio ya es ajeno
Cayeron los bordes
Y el vaso ya está lleno
Y ahora sólo intento vaciar
Sólo necesito despegar
Fue tan largo el duelo que al final
Casi lo confundo con mi hogar.`

[Si quieren ampliar, aquí hay más].