Dos de José Ángel. En el primero, estoy en completo desacuerdo con él, pero
está tan bien hecho...
Consiento
Debo morir. Y sin
embargo, nada
muere, porque nada
tiene fe suficiente
para poder morir.
No muere el día,
pasa;
ni una rosa,
se apaga;
resbala el sol,
no muere.
Sólo yo que he tocado
el sol, la rosa, el día.
y he creído,
soy capaz de morir.
El crimen
Hoy he amanecido
como siempre, pero
con un cuchillo
en el pecho. Ignoro
quién ha sido,
y también los posibles
móviles del delito.
Estoy aquí
tendido
y pesa vertical
el frío.
He sido asesinado.
(Descarto la posibilidad del suicidio).
La noticia se divulga
con relativo sigilo.
El doctor estuvo
brillante, pero
el interrogatorio ha sido
confuso. El hecho
carece de testigos.
(Llamada la portera,
dijo
que el muerto no tenía
antecedentes políticos.
Es una obsesión que la persigue
desde la muerte del marido.)
Por mi parte no tengo
nada que declarar.
Se busca al asesino;
sin
embargo,
tal vez no hay asesino,
aunque se enrede así el final de la trama.
Sencillamente yazgo
aquí, con un cuchillo...
Oscila, pendular y
solemne, el frío.
No hay pruebas contra
nadie. Nadie
ha consumado mi homicidio.
José Ángel Valente
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