Te'm gires, en el moment que obres la porta,
i rius, i una vegada més he d'aprendre
la lliçó de subjecció, dolça i sabuda:
que un teu posat se m'endú sempre, i com allisa
l'obstacle de rompents on m'aïllo, difícil
i encara personal. És aquest, és
aquest d'ara, el posat
com et gires, i el tors
decanta i desorienta, concedit
al moviment, la més pausada zona
on dorm la reserva del teu cos.
(Quin horror innegable, quin horror
de matèria del món, quan penso
que em dono a compondre una rompuda falsedat
des d'aquí, d'aquest altre
lloc del món, mentre potser
que es gira, en el moment que obre la porta
d'una cambra on no em trobaré mai.)
La lección
Te me giras en el momento que abres la puerta,
y ríes, y una vez más he de aprender
la lección de sujeción, dulce y sabida:
que un ademán tuyo se me lleva siempre, y cómo alisa
el obstáculo de rompientes donde me aíslo, difícil
y todavía personal. Es éste, es
éste de ahora, el ademán
con que te giras, y el torso
se inclina y desorienta, dado
al movimiento, la más pausada zona
donde duerme la reserva de tu cuerpo.
(Qué horror
innegable, qué horror
de materia del mundo, cuando pienso
que me entrego a componer una rota falsedad
desde aquí, desde este otro
lugar del mundo, mientras quizás
se gira en el momento que abre la puerta
de una habitación donde no me encontraré nunca)
La lección
Te vuelves en el momento que abres la puerta,
y ríes, y una vez más debo aprender
la lección de sujeción, dulce y sabida:
que una actitud tuya se me lleva siempre, y alisa
el obstáculo de rompientes donde me aíslo, difícil
y todavía personal. Es éste, es
éste de ahora, el ademán
con que te vuelves, y el torso
se inclina y desorienta, rendido
al movimiento, la más pausada zona
donde duerme la reserva de tu cuerpo.
(Qué horror
innegable, qué horror
de materia del mundo, cuando pienso
que me entrego a componer una rota falsedad
desde aquí, desde otro
lugar del mundo, mientras quizás
se vuelve en el momento en que abre la puerta
de una habitación donde no estaré nunca)
Gabriel Ferrater: uno de sus últimos poemas. La primera traducción,
de un servidor de ustedes. La segunda, de Mª Àngeles Cabré, tal cual aparece en
Las mujeres y los días. Vanos intentos, ya digo.