nothing beside

SONNET.

OZYMANDIAS.

I met a traveller from an antique land
Who said: Two vast and trunkless legs of stone
Stand in the desert. Near them, on the sand,
Half sunk, a shattered visage lies, whose frown,

And wrinkled lip, and sneer of cold command,
Tell that its sculptor well those passions read
Which yet survive, stamped on these lifeless things,
The hand that mocked them and the heart that fed.

And on the pedestal these words appear:
"My name is Ozymandias, king of kings:
Look on my works, ye Mighty, and despair!"

Nothing beside remains. Round the decay
Of that colossal wreck, boundless and bare
The lone and level sands stretch far away.

El soneto es de Percy Bysshe Shelley, criatura inglesa que, de puro romántica, vivió 30 años (1792-1822) porque un naufragio en un velero se lo llevó por delante. Eso es ser consecuente y lo demás son pamplinas.
El poema se publicó en enero de 1818, cuando contaba con 25 primaveras. El entrecomillado corresponde a la inscripción que Diodorus Siculus dice en su Biblioteca histórica que había en la base de la estatua de Ramsés II allá por Egipto. El tal Diodorus era historiador de los de la época -siglo I a. de C.-, es decir, mitad escritor de ficción, mitad testigo imparcial. Ozymandias proviene de una transliteración al griego hecha malamente, por cierto, del nombre del trono del tal Ramsés
Pero la idea está clara, tanto como la de 1968, que aunque de mala calidad, de sobra es conocida.
La lectura -magnífica- corresponde a Bryan Cranston haciendo de W. W.

 transliterar.
(De trans- y el lat. littĕra, letra).

1. tr. Representar los signos de un sistema de escritura mediante los signos de otro.





El soneto, de una inigualable perfección y rareza, está estudiado del derecho y del revés y carece de traducción posible. Pero, para que sea entendible al menos, me he dado el regalo del atrevimiento. Versiones hay en la red para quien quiera más, así como explicaciones y sesudos análisis acerca de la construcción del mismo.

OZYMANDIAS

Conocí a un viajero de una tierra antigua
Que dijo: Dos piernas de piedra enormes y sin tronco
Siguen de pie en el desierto. Cerca de ellas, sobre la arena,
Medio hundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño,

Y labio arrugado, y mueca de frío dominio
Cuentan que su escultor bien sabía de esas pasiones
Las cuales aún sobreviven, estampadas en esas cosas inertes,
a la mano que las remedó y el corazón que las alimentó.

Y en el pedestal aparecen estas palabras:
"Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:
¡Mirad mis obras, vosotros poderosos, y desesperad!"

Nada queda al lado. Alrededor de la decadencia
De esa ruina colosal, ilimitadas y desnudas
Las arenas solitarias y llanas se extienden a lo lejos.

Versión de Juan Bay

remedar.
(Del lat. re -imitāri).
1. tr. Imitar o contrahacer algo, hacerlo semejante a otra cosa.
2. tr. Dicho de una persona: Seguir las mismas huellas y ejemplos de otra, o llevar el mismo método, orden o disciplina que ella.
3. tr. Dicho de una persona: Hacer las mismas acciones, visajes y ademanes que hace otra, generalmente con intención de burla.

remedo.
1. m. Imitación de algo, especialmente cuando no es perfecta la semejanza.