No me gustan las
canciones que pretenden desentrañar los misterios filosóficos del mundo, sino
aquellas que sirven para que dos personas sencillas se abracen y bailen y
sueñen y celebren la vida... Porque la vida es un tesoro y el mundo, un
diablo, que lo manipulan y lo envenenan. Por eso somos tan felices cuando
alejamos nuestras vidas del mundo, y nos
encerramos en la soledad, en el amor, en la poesía, en la música...
Mauricio suelta por su boca una enciclopedia de perlas, una tras otra. La entrevista completa está aquí, y una biografía de este personaje sin par, aquí.
Y, una última cosa, la palabra que desconocía hasta ahora, es esta:
sinecura.