eros y qué más





Aunque he sentido al verte
un cataclismo,
ya no puedo quererte,
nada es lo mismo.
Desde que te casaste
me pongo ungüento,
bueno para el desgaste
de mi tormento.
Los dos sabemos bien, muy bien los dos,
que ya no viene a cuen-
to, así que adiós.

Dices que malcasada,
que malherida,
eso no cambia nada,
fruta prohibida,
y no sigas charlando
que igual me enredas,
no digo yo que cuando quieras
no puedas.
Aún tienes gran poder
a día de hoy,
pero no puede ser
y ya me voy.

Que igual vas y sonríes
y tengo prisa,
y puede que me líes
con tu sonrisa,
igual vas y me tocas
a tu manera,
sabiendo que provocas
en mí flojera.
Flojera y un temblor
bajo la piel,
se buena mi ex amor,
no seas cruel.

Que igual vas y me besas
como tú sabes,
con lengua y con promesas
la mar de graves,
o igual vas y me abrazas
con tanto brío
que no te desenlazas
cariño mío,
y ya no pienso más
ergo non sum,
y al suelo vamos, zas,
y catapún.

Aquí sobre la acera
rindo homenaje
al sol por Antequera
y en plan salvaje.
Igual vas y me follas
como prefiero
y me sacas ampollas
y algún "te quiero".
Y sale uno del bar
con su elixir,
que tiene que soltar
para aplaudir.

Y le siguen los pasos
los de otros bares.
Se rompen muchos vasos,
cientos, millares.
Se llena de cristales
toda la calle,
se cortan los chavales,
se inunda el valle,
se inunda la nación,
el porvenir,
la civilización,
el buen vivir.

Y los americanos
mandan aviones,
contra los mejicanos,
tiene cojones,
porque creen que España
está ahí abajo.
Y luego les extraña
su mal trabajo.
Sería el caos y la
guerra mundial
y a mí eso no me va,
o me va mal.

Deja esa mano quieta,
chica sonriente,
¿no ves que está el planeta
de ti pendiente?
No me acerques la boca,
no te me abraces,
quita, insensata, loca,
¿qué es lo que haces?
el fin del mundo ya,
ya está al caer
y lo mismo nos da
y es un placer.

Se llena de cristales
toda la calle,
se cortan los chavales,
se inunda el valle,
se inunda la nación,
el porvenir,
la civilización,
el buen vivir,
y los americanos
mandan aviones,
contra los andorranos,
con dos cojones.

Y lo mismo nos da,
es un placer.
El fin del mundo ya,
el fin del mundo ya,
el fin del mundo ya,
y lo mismo nos da,
¡caray, mujer!


Estaba en una terracita
un oscuro mediodía
echándome una copita
en ese bar que hace esquina con la calle mayor.

Viendo volar a las moscas,
viendo pasar a la vida,
viendo pasar las chicas.

Que a todas me acercaría
que a todas besaría
luego las pierdo de vista
y porque pasan deprisa.

Apuré el chinchón de un trago
por el culo del vaso dibujé una silueta.
Dejé volar a mi mente…
me cegó un poco el alcohol
Y al abrir los ojos vi que la borrosa silueta
se había convertido en princesa
Y eras tú.

Y apareciste tú… y apareciste tú
Yo me levanté de la silla y hacia tí me encaminé
puedo darte un beso niña y después me avergonzé de mí
pero no pude resistirme… y te pregunté otra vez
¿puedo darte un beso niña?
aunque sea en la mejilla y tu me dijiste que sí
me respondiste si

Podría subirte la falda
y tumbarte aquí en mi mesa
podrìa tomarte aquí mismo
dime que sí por favor
tú tiraste al suelo las copas
que había encima de la mesa
me agarraste entre tus brazos
y se te abrieron las piernas
y me dijiste que ya venga hazlo ya venga va
y asi sin darnos cuenta va y los dos nos liamos
venga a hacer el amor
en ese bar que hace esquina con la calle mayor

Los dientes no entendían la gente curioseaba
a ver que hacen esos dos…
follando en un bar del centro en plena Calle Mayor

Y al fin vino un camarero y nos llamó la atención
uera de aquí por favor y le contestamos que no
Ah… y además le pedimos un pequeño favor

Puede el señor camarero hacer de casamentero
cásenos aquí mismo cásenos por favor
no debería de hacerlo pero en fín venga va

Y allí mismo nos casamos nos casó el camarero
convidamos a todo el mundo
y ahí, encima de esa mesa de ese bar y de esa calle
que luna de miel pasamos quince días bien preciosos

Fue precioso nuestro amor
fue precioso nuestro amor
fue precioso nuestro amor
fue precioso nuestro matrimonio.