Ayer actué en Viva la Pepa, en el Streeptease verbal que allí se organiza con la Chiado a los mandos. Vino el bueno de Jon y se calzó esta tremenda crónica que está entera aquí. Casi que me da pudor.
En fin, gracias, querido.
Desatarse con Juan Bay.
Una luz tenue y
gafas de leer de esas que utilizaba mi abuela para hacer ganchillo, una sombra
tras un biombo, y el silencio, no para dormir, sino para escuchar, que, a veces
es casi tan revitalizante como cerrar los ojos.
La voz de Juan
Bay rompe la mutez. El texto que ha elegido me suena, no sé si porque
lo he leído o porque yo también estuve en una jaula encerrado alguna vez. Quizá
las cuerdas de las que hablaba, hirieron mis muñecas. Tal vez fui yo la amante
muerta reencarnada en el clavel cortado que acabó marchitándose sobre una tumba
con un epitafio de amor agonizante.