Koopman parece por momentos Groucho Marx. Qué exageración lo suyo.
Corelli, pues bien, también a lo suyo, que era ir dándole forma a lo de su amigo, el inefable Stradella, avanzado en lo de confrontar lo pequeño -concertino- con lo grande -ripieno-. Alessandro debía tener tan interiorizada esa idea de David y Goliat como forma artística que la llevó hasta sus últimas consecuencias y así le fue, que lo mataron. Muy romántico y muy bien hecho todo. Otro día vamos con él que hoy hay mucha humedad.
Para desengrasar un poco, acompaño de otro grosso, más lúdico si cabe.