los barcos de Turner

Por eso le conviene tanto a Manual de infractores, como le convenía a Diario de Argónida, el carácter de anotación instantánea, diarística, de sujeción de lo fugitivo que tienen los poemas. Se trata de elaborados apuntes en los que el autor observa lo que sucede alrededor y dentro de sí mismo y establece una red de relaciones, lógicas o imaginativas, que en ocasiones confluyen en el encuentro con pequeñas paradojas fundamentales: la soledad, que salva de estar solo, las disputas del presente zanjadas en el pasado, la evocación de lo vivido como forma de invención, el olvido de los detalles en el recuerdo de las sensaciones.
(…)
Manual de infractores es una lección maestra de lo que la poesía es capaz de hacer en el mundo contemporáneo para encontrar su sentido pleno, para intensificar su campo expresivo y para socavar la conciencia de los lectores. Cada poema es un ejercicio de libertad y de pasión, una invitación a distinguir lo que importa, a mirar más.

Luis Muños, 4/10/2006

Barcos

He navegado en barcos
desiguales
–dóciles, neutros,
belicosos-
tratando de llegar
lo antes posible a ningún sitio
o acaso rezagándome en las últimas
demarcaciones de la soledad.

Algunos de esos barcos eran míos,
otros pertenecían a los prolijos puertos
de la imaginación.
Dignificados
por la literatura, he ido amándolos
como si fueran cuerpos,
como si fueran árboles,
como si fueran músicas.

Ahora ya permanecen inertes, abolidos,
pudriéndose en los varaderos
de no sé qué recodo
de la postergación,
surcando a la deriva
las aguas insurrectas del recuerdo.

A lo lejos los mástiles
sugieren cotas de felicidad,
indistintos trasuntos de aventuras
que viví ansiosamente
cuando yo menos las necesitaba
y que se han ido disipando
igual que cicatrices en la cara del mar.

José Manuel Caballero Bonald en Manual de infractores.