Flor y cronopio.
Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los
campos. Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se
pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le
acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su
perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una
gran paz. La flor piensa: «Es como una flor».
Julio Cortázar