el hambre como medida preventiva

Hambre

Me comía los árboles de la avenida,

que los ojos con los hombres ciegos querían devorar.

Me comía los balcones, las tablas, 
los patios, las rejas, los jardines, 
que los arquitectos querían devorar.

Me comía las emociones del mundo,
los sentimientos de los libros, 
que los "prácticos" querían devorar.

Me comía los niños, pues ya sabían
que aprendían cosas huecas. Y a 
quienes los maestros querían devorar...

Me comía a los hombres buenos
pues yo sabía que eran pocos
y a quienes los lobos querían devorar.

Me comía a mí mismo. Sí. A mí mismo.
Pues intuía que me querían devorar.

Javier Heraud me llegó de la mano de un regalo anónimo. Gracias, quienquiera que seas: en el centro de la diana.