caramelos de limón amargo

De aquí, esto:
El Ángel y los Volcánicos
Con Polvo de Angel, álbum doble editado por Nuevos Medios, producido por Muerte y con el respaldo de La Tripulación, El Angel se reafirma a sí mismo.
Con él, risueña, Ana Curra, teclista por excelencia de la añorada movida madrileña, musa amable de multitud de artistas inquietos, presencia humilde pero mítica de tanta y tanta música. El Angel escribe poesía -Ana Curra aporta el prólogo- y la publica: Los planos de la demolición (El Canto de la Tripulación, colección El Cuervo).
Pero El Angel sigue componiendo después de este trabajo grabado y mezclado en Sevilla, y evalúa el pasado y el presente. Diríase que el futuro quiere escribirlo.
«Comencé con Los Escaparates hace muchos años, pero por las vueltas que da la vida nunca llegué a grabar nada. La idea ha sido hacer un doble que fuera resumen de mi carrera en el aspecto musical y que me liberase para seguir trabajando»- afirma. «En los últimos diez años me he dedicado a superar mis vivencias, como todo el tema de mi adicción a las drogas que, aunque no me ha limitado, me lo ha hecho todo mucho más difícil. Ahora vuelvo a estar bien y siento que vuelvo a empezar».
Tiende a remontar dificultades. Recomponer la banda es uno de sus objetivos inmediatos, ya que las diversas procedencias de sus integrantes dificultan el emprender con continuidad nuevos proyectos.
«Musicalmente, creo que es un disco muy clásico pero también muy espontáneo»- observa Ana Curra. Su colaboración en teclados, voces y arreglos es perceptible, pese a lo expuesto por cierto sector de la crítica. Los dos están satisfechos de los frutos de su colaboración. «Desde que nos conocimos en Sevilla, apreciamos nuestras conexiones musicales. Nos entendemos con una mirada»- indica Ana Curra. Ello contrasta con los ámbitos sombríos recreados en el álbum, duros temas urbanos, soledades y amores extremos, personajes malditos de cuero, noches rojas, adioses y puñales.
«Es que yo no creo que en el pop las cosas sean de colores. Digamos que todas mis raíces son un tanto sombrías. Es también lo que me ha fascinado en algunos artistas pop, como Lou Reed, imágenes y sentimientos personales y muy fuertes. Tal vez yo no descubra nada nuevo, pero es que tampoco creo que la música sea simplemente diversión. Lo que he intentado siempre es ser supersincero. Creo que hay que ser duro cuando hay que serlo. Y supertierno»- afirma El Angel. Su estado de ánimo le pide tranquilidad aunque su simbología remita a su mundo poético. El Angel, guitarra y líder de una banda pop, El Angel poeta. ¿Se producen tensiones entre ambos?
«Para nada. El poeta y el músico son muy amigos. La relación es muy coherente, escribo a mi bola, no tengo condicionantes. Lo que une ambas cosas es que escribo sobre experiencias muy vividas. Pero los tiempos de los agobios ya han pasado», cuenta El Angel.
Al profundizar sobre este trabajo conjunto, puntualiza: «Creo que pertenecemos a una generación que si se caracterizó por algo, fue por jugársela y ahora no encontramos mucha gente como nosotros. También hemos pagado un precio por ello. De quince años para acá, hay mucha gente que falta, y los que hemos quedado estamos... ¿cómo lo diría?».
«Tocaítos», replica Ana Curra, con otra sonrisa.
Apoyo: Renacimiento caliente
La mitología de la noche y de la ciudad, en sus facetas más oscuras, sin embargo, persisten en sus escritos. Temas como La ley de la calle o Sucia canción de amor le retratan con una precisión no libre de distintos ecos amargos.
«Hay que apechugar con el pasado que llevas. Creo que en Madrid se está produciendo una especie de resurgimiento. La calle se está calentando mucho, otra vez, después de dos años vacíos. Estas historias de la gente acaban reflejándose en la música. Yonquis, bandas de punkis, que hace mucho tiempo no se veían, gente más joven...».

Dicen que hay mujeres guerreras bajo el barro
y que puedes encontrarlas entre las cenizas, cuando menos te lo esperas
en los despachos, burdeles y palacios, las princesitas lamen despacio
sus pequeños caramelos de limón amargo y sonríen, es su trabajo.
 
Las más audaces ruedan por espeluznantes callejuelas,
incendiando el helado crepúsculo.
 
Las más audaces ruedan por
espeluznantes callejuelas
 
¿Sabes?, creo que podría deafiar al cielo esta noche
y podría sentarme plácidamente a contemplar
como termina el espectáculo soñado
con una cerveza fría en la mano
con una sonrisa en los labios
 
En el vertedero de mi alma anidan los halcones en invierno,
ven a verlos caer en picado
 
En el vertedero de mi alma anidan los halcones en invierno, ¡Ven a verlos!
 
Dicen que hay mujeres guerreras bajo el barro
y caballos árabes agonizando en la tormenta
 
¿Podríamos olvidar el infierno por un momento y ser lo que somos, sin perdernos?
¡Sin perdernos!
Uno tras otro los charlatanes se agachan abriendo sus culos enfermos, pálidos y cadavéricos.
Mañana nadie se acordará de ellos
Mañana nadie se acordará de nada
y nadie vendrá a recoger a los invitados más pequeños
mis amigos me habréis perdonado y os largaréis tras la última canción canalla
con una silenciosa mirada, con un gesto cómplice, con una caricia, me despediré
La música seguirá sonando
 
Algunos me daréis un beso.

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