ciento setenta y dos en el mío




somewhere i have never travelled,gladly beyond
any experience,your eyes have their silence:
in your most frail gesture are things which enclose me,
or which i cannot touch because they are too near
 
your slightest look easily will unclose me
though i have closed myself as fingers,
you open always petal by petal myself as Spring opens
(touching skillfully,mysteriously)her first rose
 
or if your wish be to close me,i and
my life will shut very beautifully,suddenly,
as when the heart of this flower imagines
the snow carefully everywhere descending;
 
nothing which we are to perceive in this world equals
the power of your intense fragility:whose texture
compels me with the colour of its countries,
rendering death and forever with each breathing
 
(i do not know what it is about you that closes
and opens;only something in me understands
the voice of your eyes is deeper than all roses)
nobody,not even the rain,has such small hands
 
e. e. cummings, 1931
 
Y la traducción de José Casas:
 
en algún lugar adonde nunca he ido,gozosamente más allá
de toda experiencia,tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más delicado hay cosas que me rodean,
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca
 
tu mirada más leve me abrirá sin esfuerzo
aunque me haya cerrado como unos dedos,
tú siempre me abres pétalo a pétalo como abre la Primavera
(tocando hábil,misteriosamente)su primera rosa
 
o si tu deseo fuera cerrarme,yo y mi vida
nos cerraremos muy delicadamente,de repente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosamente por todas partes;
 
nada de lo que podamos percibir en este mundo iguala
el poder de tu intensa fragilidad:su textura
me domina con el color de sus países,
produciendo muerte y eternidad a cada latido
 
(no sé qué hay en ti que se cierra
y se abre;pero algo en mí comprende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
nadie,ni siquiera la lluvia,tiene unas manos tan pequeñas

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