El año pasado ya hablé aquí de The Americans, una absoluta maravilla de serie. Seria, sin concesiones al imbecilismo barato, con un equilibrio entre fondo y forma que a veces me abruma, y con una pátina de nostalgia. Ahora ando con la última temporada que se ha estrenado, la quinta, y en ella Gabriel resplandece de forma insólita, como una estrella poco antes de extinguirse en una implosión. 79 años lo contemplan. Igual tiene eso algo que ver.
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