Navaja de magnesio

Que no doy abasto lo prueba que yo mismo me acabo de sorprender al ir a colgar mi última colaboración con Jon y darme cuenta de que el anterior entrada también era sobre Rumiando sables. En fin, así están las cosas.

Navaja de magnesio

Sospechabas del magnesio mientras recorrías tu ciudad en los meses fríos, por fin un invierno coherente. Cada esquina, una contracción en el estómago: qué te depararía el giro. El magnesio hacía su papel, su filo lacerante en el gris de la tarde, tus obligaciones cumplidas, el cruce con algunos ojos extraviados, otra esquina, otro temblor.

El resto, aquí.

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