El jazz se está muriendo. Agonizante
aún da lecciones, mientras los siniestros
grupos de blancos buitres le rodean
y hunden su pico en la carne aún viva.
Los negros le abandonan. Tienen prisa
en llegar al despacho, profesiones,
cargos ejecutivos o al Senado.
Se sienten importantes en su empleo
pues pisan un terreno antes prohibido.
Y el jazz se está muriendo sin su ayuda.
Y los blancos aguardan el relevo.
Os quitarán el jazz. Y sin "swing", preso
en el papel pautado, asomará
su esquelético cuerpo entre las rejas.
Le integrarán, como a vosotros, negros,
en su sólida cárcel de sonidos.
Habría que hacer algo. Debería
alguien romper el vidrio de la alarma
y alertar a la gente. La elección
entre el dolor de un pueblo y la obra de arte
excepcional, no ofrece duda alguna.
Se nos está muriendo el jazz, la música
despreciada y amada. Humana. Mágica.
El oscuro milagro de este siglo.
La gran creación del negro de Norteamérica.
J. M. Fonollosa
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