Hace unos días, sin haber leído esto antes, le escribía a un amigo algo muy similar:
"Estas y otras muchas decisiones irrevocables dan cuenta en mi opinión de una condición fundamental de la obra de José Agustín Goytisolo y de su éxito: su credibilidad,la coherentización entre vida y literatura, entre la realidad de la personay la ficción de su personaje poético. Esa credibilidad viene acompañada también por un efecto de cercanía: leemos sus poemas como asistiendo a una conversación con su autor, mano a mano, de la cintura para arriba y de la cintura para abajo(como decía Gil de Biedma). Es decir, nos identificamos, palabra que causa repulsión en algunos ámbitos académicos en los que la buena poesía sólo es aquella difícil, que parece difícil. En este sentido, vale la pena subrayar que dicho efecto de proximidad en Goytisolo es, por supuesto, un trabajo, un artilugio calculado que entraña al menos dos rasgos decisivos dentro de su proyecto creador. Por un lado, la idea absolutamente moderna de que el sujeto que habita la poesía es, lo insinuamos, un "personaje" poético construido del mismo modo que en la novela o el drama, esto es, una ficción. En el caso de José Agustín una ficción que se le parece, como a Jaime Gil de Biedma se le parece Jaime Gil de Biedma, pero de eso se trata el desafío: leer esta poesía como poesía, arte, símbolo, lenguaje sobre la vida pero una vida de una naturaleza distinta, en el que no caben interpretaciones lineales ni exégesis autobiográficas, aunque se esconda siempre la tentación de convocarlas."
El artículo de Marcela Romano, serio, se halla completo aquí. De él extraigo también esta frase como hallazgo:
"La "ocasión" deviene "epifanía", autodescubrimiento definitivo"
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