La traducción es la morada de la impureza y el modo
melancólico de construir una identidad que se limita a la
apariencia, pero si se dice que la perfección absoluta es
inalcanzable en cualquier ámbito, también se podrá decir
que la voluntariosa y solidaria imperfección de las traducciones,
que topa sin remedio con las fronteras del ingenio y
del idioma, representa la dimensión más noble de lo que es
factible en literatura. Ariosto, Ausiàs March, Jordi de Sant
Jordi y Dante no estaban en condiciones de oponerse a mi
deseo de traducirlos, pero este volumen es el resultado de
una colaboración deseada.
melancólico de construir una identidad que se limita a la
apariencia, pero si se dice que la perfección absoluta es
inalcanzable en cualquier ámbito, también se podrá decir
que la voluntariosa y solidaria imperfección de las traducciones,
que topa sin remedio con las fronteras del ingenio y
del idioma, representa la dimensión más noble de lo que es
factible en literatura. Ariosto, Ausiàs March, Jordi de Sant
Jordi y Dante no estaban en condiciones de oponerse a mi
deseo de traducirlos, pero este volumen es el resultado de
una colaboración deseada.
José María Micó en la introducción a El castillo de la pureza, de Pere Gimferrer
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