pan, tiza y nieve para la más desdichada

Se ha ido. Ya no como:
quedó sin gusto el pan.
Se ha ido - todo es tiza
si lo llego a tocar.

...Para mí, era el pan,
era la nieve;
ya la nieve no es blanca,
el pan no sabe a nada.

Marina Tsvetáyeva en versión de Severo Sarduy.

[...] un epílogo de Anna María Moix, donde la escritora catalana dice que, en contra de lo que pensaban Berberova y otros muchos, Tsvietáieva acertó al empeñarse en vivir en el ámbito de lo poético, que era el único afín a su naturaleza, el único que no le era extraño y que le proporcionó la posibilidad de desarrollar su extraordinario talento. Dicho de otro modo: el mundo de la palabra se sometió al poderío de la poeta Tsvietáieva mientras que el mundo real la aniquiló.

El artículo completo, de Enrique Vila-Matas, aquí.

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