La biografía de Aleksandr, otra maravilla que desconocía.
Ha habido momentos leyéndola que me tronchaba. Murió relativamente joven: la
hipocondría llevada al rigor es lo que tiene.
La de Alexis tampoco es manca, aunque carece de
los matices tan ricos que presenta el ruso. Cruzar del XIX al XX rodeado de
quien lo hizo supone un bagaje de categoría difícilmente igualable.
Alexis está aquí, enlazado, ya que el vídeo no tiene autorización
para incrustarse -sí tiene una excelente calidad: 720p-. Parece ser, dice
alguien que debe entender, que el tipo hace una versión demasiado libre de la
partitura original. Viendo las fotos del búlgaro de nacimiento, no me extraña.
Yo la descubrí por un bis que el otro día este señor se calzó a sus 82, después de
hacerse entera la de Sergei R. de las variaciones sobre un tema de
Paganini y unas cuantas más en el Monumental de Madrid. Algo tendrá que ver Emma en esto: magnífica su
alusión a la entrevista feminista.
Hay quien se pregunta si el ruso hacía un
guiño al nocturno de Chopin con la nomenclatura. Ahí va también, por si acaso.
Para acabar, a modo de guiño, de aquí a Grieg hay un paso.
Y a los finlandeses lanzando cócteles Mólotov a los rusos en la Guerra de
invierno, y por tanto dándole nombre al
cóctel, otro. Ya Sibelius se adelantó a finales del XIX y vino a decirlo:
Carelia. Demasiado cerca su istmo de San Petersburgo.
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