de luces en nucas

Sucede en ocasiones. Hay una señal, un haz. Hay que estar atentos. A veces la tenemos delante y se escapa. Esta vez hubo suerte y no huyó bajo mi desatención. Hallé esto.
Javier Rodríguez Fernández se llama. Encuentro poco de él en la red. Yo lo tuve en la mano, en papel, en una eñe de una tarde de principios de junio en una casa por donde transito con la misma familiaridad que precaución. La precaución que se tiene frente a aquello que te gusta demasiado.
Entre ayer y hoy me ha salido un sarpullido de El Prado de los de hacía tiempo. Las hilanderas. Nada, una minucia.


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