la piel de las pompas

De Enrique a Joan Manuel no hay tanto. Si alguien quiere escucharlos lo tiene fácil. Hoy quiero sólo la desnudez de sus letras. Pompas de jabón y piel de manzana.
Café con leche. Luz y nubes. 

Pebeta de mi barrio, papa, papusa,
que andás paseando en auto con un bacán,
que te has cortado el pelo como se usa,
y que te lo has teñido color champán.
Que en lo peringundines de frac y fuelle
bailás luciendo cortes de cotillón
y que a las milongueras, por darles dique,
al irte con tu "camba", batís "allón".

Hoy tus pocas primaveras
te hacen soñar en la vida
y en la ronda pervertida
de un nocturno jarandón,
pensás en aristocracias
y derrochás tus abriles...
¡Pobre mina, que entre giles,
te sentís Mimí Pinsón...!

Pensá, pobre pebeta, papa, papusa,
que tu belleza un día se esfumará,
y que como las flores que se marchitan
tus locas ilusiones se morirán.
El "mishé" que te mima con sus morlacos
el día menos pensado se aburrirá
y entonces como todas flores de fango,
irás por esas calles a mendigar...

Triunfás porque sos apenas
embrión de carne cansada
y porque tu carcajada
es dulce modulación.
Cuando implacables, los años,
te inyecten sus amarguras...
ya verás que tus locuras
fueron pompas de jabón.


A esa muchacha 
que dio a morder 
su piel de manzana 
cuando Cupido 
plantaba un nido 
en cualquier ventana. 

A esa muchacha 
que tuvo al barrio 
guardando cola 
y revoloteando 
como polillas 
en las farolas. 

A esa muchacha que fue "Piel de Manzana" 
se le quebró el corazón de porcelana, 
se le bebieron de un trago la sonrisa. 
La primavera con ella tuvo prisa. 

Y quién me hace entender 
que la entretuve ayer 
temblándome en las manos. 
Maldigo el no poder 
volvernos a esconder 
en el último rellano 
y a oscuras, compartir 
un ramillete de promesas 
y oír, sobre las diez: 
"Niña, la hora que es
y sin poner la mesa". 

Muchachas tristes 
que florecisteis 
en mis aceras, 
bien poco ha escrito 
en vuestros cuadernos 
la primavera... 
y llega el invierno. 

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