Probablemente por esto no me interesan mucho las grandes estrellas de baloncesto de hoy en día. Son superlativas y a Larry le harían un roto. Pero no. Falta esencia, magia, carisma, identidad y muchas cosas más. Larry quizás sea mi jugador preferido de todos los que me he estudiado; no el mejor, pero sí mi predilecto. Quizás también por esto el final del documental lo he visto con unas lágrimas de agradecimiento y de nostalgia. A mí Larry me recuerda a Gregg Popovich. All said.
Hoy el día ha salido nublado.
Hoy el día ha salido nublado.
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