Da igual, da igual


De madrugada, al amparo enajenante de un volumen considerable, unas luces alucinógenas, un cansancio empapado en lúpulo, es decir, reunidos los elementos necesarios para el viaje al pensamiento automático, despojado de la barrera del consciente, del tamiz del exceso de inputs, de madrugada, a que no sabes qué me vino a la cabeza. Nada nuevo, sólo que con esa forma que uno siente como precisa aunque no sea más que lo mismo pensado anteriormente, probablemente de día, pero con una percepción alterada. La alteración del momento, de los sentidos distorsionados, del qué demonios hago yo aquí, de que sólo el grito nos servirá, sólo quiero olvidar esta situación, lejos de tanta locura.

El resto, como siempre, donde Jon.


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